Acuse de recibo
El pasado 6 de febrero, Rosalía Arias Dávila denunciaba en esta columna lo que consideraba injustificable deficiencia en el servicio de giros internacionales por medio de Correos de Cuba.
Contaba que el sábado 4 de enero, en la unidad de Correos de la Zona Postal Habana 14, un grupo de personas de la tercera edad —entre los cuales estaba ella— procuraba el cobro de giros internacionales enviados desde España. Pero les informaron que no había dinero, y debían retornar el lunes 6.
Este último día se presentaron en el correo a las 7:00 a.m. Cuando abrieron a las 8:00 a.m, les reiteraron que no había dinero, que tenían que ir a buscarlo a la sucursal del Banco Financiero Internacional donde, según los empleados del correo, los ancianos no tenían preferencia en la atención.
Rosalía manifestaba que ella recibe asiduamente esos giros desde España y que frecuentemente en 2013 en el correo no había dinero para pagarle. En diciembre de ese año le habían prometido allí que eso no sucedería más.
Al final, ese lunes 6 de enero, a las 12:30 p.m., les informaron que ya había llegado el dinero. Y realmente se comenzaron a pagar los giros a las 2:00 p.m.
Rosalía decía entonces que esperaba una respuesta contundente, no excusas ni justificaciones. «Ojalá esta inquietud ayude a que hechos como este no se repitan —señalaba—, pues solamente tienen un nombre: negligencia».
Al respecto, Lázaro Manzano, director general de la Empresa de Correos Habana Oeste, responde que le asiste la razón a Rosalía y precisa que el sistema de pago de giros en divisas en Correos de Cuba está diseñado para que las agencias pagadoras mantengan siempre efectivo suficiente que les permita asegurar ese servicio. «Si existe falta de efectivo —aclara—, es por violación de los procedimientos establecidos por nuestro personal».
Añade que en el caso de la unidad de Correos de la Zona Postal Habana 14, luego de revisar el cumplimiento de los procedimientos, se determinó que se cometió una violación en la atención al caso de Rosalía, y fue adoptada la medida disciplinaria correspondiente con la trabajadora responsable, a quien por este y otros incumplimientos anteriores se le aplicó la separación definitiva de la entidad.
Informa Manzano que Correos de Cuba dispone en la capital de tres oficinas pagadoras de giros internacionales: Habana 14 (en Marianao, al lado del Hospital Maternidad Obrera); Habana 25 (edificio 162-B, Zona 6, Alamar); y en el correo de Avenida 26 esquina a 32, en Nuevo Vedado.
Refiere también que los clientes de la Empresa de Correos Habana Oeste, residentes en los municipios de Marianao, La Lisa, Playa, Boyeros y Arroyo Naranjo, pueden tramitar cualquier queja o insatisfacción de los servicios postales, mediante la oficina de Atención a la Población de esa entidad, por medio del teléfono 274-2251 o por la dirección de correo electrónico atenpohoeste@hbo.ecc.cu.
Concluye lamentando las molestias ocasionadas a Rosalía, a quien personalmente, y por esta vía, le ofrece sus sinceras disculpas.
Agradezco la respuesta y las medidas adoptadas. Pero es evidente que tal episodio sucedía con anterioridad, y no se especifica qué responsabilidad tenía la dirección de esa agencia de Correos. Si la trabajadora tenía incumplimientos anteriores, ¿por qué la dirección del centro las permitió? Algo falta en esta respuesta.
Alberto A. Reyes (edificio 1, apto. 15, calle José González Treche, Guayos, Sancti Spíritus) cuenta que el domingo 30 de marzo se topó al excelente pelotero Yunier Mendoza, primera base del equipo de su provincia, en la tienda El Triunfo de la cadena TRD, en la capital provincial.
Fanático al béisbol, Alberto quiso hacerse una foto con el atleta admirado. Y fue cuando los empleados de la tienda le dijeron que allí no se podían tirar fotos. Él preguntó el porqué y le respondieron que esas eran las órdenes que tenían.
«Quisiera saber qué “peligro” se conjura con esa medida prohibitiva, escribe el lector. ¿Son secretos los productos que se venden en esa tienda? ¿Son secretos los precios? ¿Son acaso feos los dependientes? ¿O los uniformes?
«Yo solo me iba a retratar con Mendoza. Ayúdeme, por favor, a desentrañar este misterio y, de paso, a luchar contra el secretismo burocrático, que lo único que hace es molestar a los clientes».