Acuse de recibo
Yisel Valdés Linares (Autopista Nacional, km 9 ½, finca La Palmita, No.7-A, Guanabacoa, La Habana) narra una historia que tiene que ver con la dificultad que tienen no pocos núcleos familiares para la cocción de sus alimentos, algo esencial para la vida.
Cuenta que adquirió legalmente esa vivienda donde vive con su hija de un año, e hizo todos los trámites pertinentes de cambio de dirección, carné de identidad, libreta de abastecimiento de productos normados.
El mismo día en que le dieron esta última, el 18 de julio pasado, le entregaron el bono de compra del módulo eléctrico, que incluye olla arrocera, olla de presión eléctrica, hornilla eléctrica, set de calderos y calentador eléctrico.
Sucede que esa vivienda, que entonces pertenecía al municipio de Cotorro, no tiene número de cliente de gas, pues cuando se hizo el censo para gasificar esa zona en el 2001, el entonces dueño de la casa no realizó el trámite. Al pasar territorialmente para Guanabacoa, y como es un nuevo núcleo familiar, tampoco le asignan número de cliente a Yisel, pues no se están haciendo nuevos contratos de gas.
Pero cuando la consumidora fue a la tienda Hanoi, de Guanabacoa, «la que le toca», a adquirir los componentes del módulo eléctrico que le corresponde, lo único que había en existencia eran los calderos. Le preguntó a la administradora con qué frecuencia surten los equipos. Y esta le respondió que se demoran, y no siempre llegan todos. Yisel insistió en qué posibilidades había de comprar en otra tienda, de otro municipio capitalino, donde hay abastecimiento de los mismos. Y la administradora le dijo que era imposible. Allí es «donde le toca».
Desde entonces, Yisel se ha mantenido llamando por teléfono a la tienda, y la respuesta sigue siendo la misma.
Decidida a agotar las gestiones, Yisel fue el 9 de agosto pasado a la Oficina de Atención a la Población del Ministerio de Comercio Interior, para presentar la queja. Y le dijeron que en 15 días pasara por allí, que tendría respuesta. Fue y le informaron que hay problemas con el surtido de esos equipos en las tiendas. Que están haciendo un inventario general y un estudio para ver qué tiendas requieren ser surtidas, según la demanda. Que la llamarían cuando hubiese una respuesta.
Yisel preguntó entonces si no había forma de emitir un permiso para ella adquirir sus equipos en otra tienda. Y le respondieron que si aceptaban eso, dejarían a otros clientes sin módulo, pues los equipos entran de acuerdo con las nuevas libretas de clientes emitidas.
«¿Y mi módulo adónde fue a parar?, cuestiona. Hoy es 23 de septiembre y aún estoy en espera de una respuesta. ¿Cómo es posible, si no tengo gas, porque la vivienda no está censada para ello, y no hay los equipos eléctricos en la tienda donde me toca comprar? ¿Con qué cocino, con qué le hago la comida a mi hija de un año? ¿Tengo que esperar a que llegue a la tienda o adquirirlo por otra vía?
«Si la Oficoda envía un listado a la tienda, con los nuevos núcleos creados que deben comprar el módulo, ¿cómo funciona la distribución de esos productos? ¿Cómo en unos municipios están ahí, esperando que los clientes vayan a comprarlos, y en otros no hay desde hace tiempo, ni se sabe tampoco cuándo van a llegar?
Se hacen estudios en el país para definir políticas energéticas definitivas en cuanto a la cocción doméstica. Pero la alimentación de un ser humano no puede esperar por diagnósticos, experimentos, estudios ni conclusiones. El cocinar es hoy, y mañana, y pasado mañana. El cocinar es siempre.