Acuse de recibo
Cobro «estaticular»: así denominó este redactor el pasado 30 de mayo el problema denunciado ese día por el habanero Pablo E. Argüelles, acerca del desvío del pago del pasaje que hacen hacia sus bolsillos ciertos choferes de ómnibus urbanos en la capital, con la complicidad de pasajeros.
Contaba Pablo que esos viajeros, cuando no tienen menudo para pagar, depositan un peso no en la alcancía sino en la mano del chofer quien, en algunos casos, lo guarda en su bolsillo. Y cuestionaba ese apoderamiento del dinero proveniente de un deber social, de manera que se tergiversa y desarticula la gestión del Estado.
Este redactor repudiaba igualmente tal práctica, al tiempo que alertaba:
«Harina de otro costal sería la situación del pago a los choferes del transporte urbano de la capital, que laboran en condiciones muy tensas y difíciles. Pero la trampa, el fraude y el desvío no pueden erigirse en sustitutos o complementos de lo que el Estado cubano, en su condición de propietario de esos servicios, debe atender con palancas estimulantes para sus trabajadores».
Al respecto, responde Juan Julián Caballero Álvarez, director provincial de Transporte en La Habana, quien reconoce que «algunos choferes se apropian de parte de la recaudación, sobre todo cuando el pasajero le facilita la acción, al darle el dinero al chofer y no lo echa en la alcancía».
Rebate el funcionario que ello se haga con impunidad, pues cuando tal conducta es detectada por inspectores y cuadros, entre otros factores, se sanciona a los infractores con medidas que van desde el cambio definitivo hacia otros puestos de trabajo hasta la expulsión de la entidad. «Y le aseguramos que no son pocos los choferes separados de la organización».
Aun así, recalca que «las medidas tomadas no han resuelto el problema, pues todavía quedan choferes que se apropian de la recaudación, y se sigue combatiendo; pero se ha buscado la variante para —como bien expresa el artículo— traer a la legalidad a los trabajadores y que se ganen el sustento con su trabajo bien remunerado».
Explica que, para ello, se aprobó de manera experimental una nueva forma de gestión económica en las terminales de Alberro y de Guanabo. Consiste en que «el chofer tiene una norma de recaudación que cumplir, según el turno de trabajo. Entrega el dinero de la norma, y el resto es suyo, lo que permitirá el pago decoroso del personal que en la Terminal asegura que los ómnibus estén disponibles para trabajar».
Informa que en estos momentos se labora en la preparación de esas dos terminales, para la puesta en funcionamiento del nuevo sistema de gestión. El mismo implicará también que en cada ómnibus esté implantado el sistema GPS, para verificar la calidad del servicio.
Y explica que, así como el chofer estará estimulado, también por cada incumplimiento del itinerario, la velocidad y otras normas de seguridad del tránsito, o no detenerse en las paradas, deberá entregar una cantidad de dinero determinada.
«Pero mientras tanto continuarán aplicándose medidas disciplinarias con los choferes que sean sorprendidos en esa acción», concluye.
Agradezco la respuesta, y saludo el hecho de que la Dirección de Transporte, sin dejar de tomar medidas disciplinarias, esté buscando soluciones de raíz para estimular a los trabajadores legal y honestamente, cerrándole el cerco inteligentemente al desvío de la recaudación.
Y hago votos por que la buena idea de estimular lo correcto, sin dejar de castigar lo censurable, se aplique rigurosamente y con sistematicidad. Es imprescindible que se siga de cerca, para que no aborte y se desvirtúe en el descontrol y la impunidad.