Acuse de recibo
Esta columna seguirá combatiendo cierta pandemia peligrosa, una especie de amnesia institucional que contagia a entidades que se enajenan de su objeto social y la devoción al ciudadano.
En el reparto La Mosca, de la ciudad de Camagüey, la Empresa Eléctrica cambió en julio de 2011 las líneas, los postes en mal estado y los transformadores. Buen trabajo para Roberto Rodríguez, vecino de Carretera Central Este No. 806, si no fuera porque el poste de la entrada de Capitán Fritt, que está en mal estado, no lo desmantelaron.
Dice Roberto que los de la Empresa Eléctrica dijeron que vendrían la siguiente semana a quitarlo. Pero ha sido olvidado en la misma barranca, al lado del puente, y no han pasado el tendido hacia el nuevo, recién instalado. Allí sigue el maltrecho puntal, amenazando con caer encima de la casa de Roberto.
José Sánchez Blanco (calle 122 No. 3111, apto. 2, entre 31 y 33, reparto Zamora, Marianao, La Habana) refiere que en esa cuadra hace más de 20 años están sin agua, y en una sola banda, precisamente.
El líquido llega apenas a la acera, y los vecinos que tienen posibilidades tienen que halarla con motores llamados «ladrones de agua», y mangueras de 30 o 40 metros, para llenar tanques y recipientes dentro de sus casas. Los grifos son objetos ociosos hace dos décadas.
Sí, hace 20 años, cuando se instaló una tubería de 12 pulgadas por la Avenida 31, para beneficiar al Hospital Militar Carlos J. Finlay, se dejó una T para conectar a esos vecinos con la «maestra», en 31 y 122. Y así se quedó: en la idea y el proyecto.
Esta situación hace mucho tiempo fue informada al Gobierno municipal y a Aguas de La Habana. Y la T sigue allí ignorada, como los vecinos sin agua…
Encabezados por el actor Hilario Peña, 45 vecinos de la cuadra de calle 306 No. 114, entre 1ra. B y 3ra, en Santa Fe, municipio capitalino de Playa, denuncian hoy lo que alertaron desde que a finales de 2009 comenzó a construirse por el contingente Blas Roca el nuevo edificio de apartamentos de 306 esquina a 3ra.: el pésimo trabajo de la fosa.
Hilario, que vive frente al inmueble, cuenta que desde que comenzó el movimiento de tierra se acercó al jefe de obra con la preocupación de la comunidad de que se hiciera bien el diseño de la fosa, por las desafortunadas experiencias que hay en Santa Fe al respecto.
El tiempo pasó y vino otro jefe de obra, a quien se le planteó la misma preocupación. Pero lo peor es no escarmentar ni por cabeza propia…
El inmueble se concluyó en julio de 2011, y a los 21 días de estar habitado, la fosa se desbordó. Ya el vertimiento de aguas sucias ha ido invadiendo poco a poco toda la cuadra, y los vecinos cierran puertas y ventanas.
«Todos nos preguntamos quién se responsabiliza con esta chapucería alertada», sentencia Hilario.
Paulina Hernández (Águila No. 856, entre Gloria y Misión, La Habana Vieja) cuenta que en esa calle, desde Apodaca hasta Misión, hace más de un año que se produce periódicamente un derramamiento de aguas albañales que ha llegado a contaminar el agua potable.
En varias oportunidades se ha presentado allí Aguas de la Habana, cambia segmentos de tubería en el tramo que en ese momento está reventado. Es la solución al paso, el parche, hasta que el ducto vuelva a reventar por otro tramo.
«Así —denuncia— hemos estado hasta el momento en que ya ha reventado por varios lugares, convirtiéndose la calle en un lago de aguas albañales. Y la población ya ni dice nada, porque hemos llegado a un estado tal de impotencia que da miedo.
«Yo me hago miles de interrogantes porque parece que la impotencia no es solo nuestra, sino de Aguas de La Habana, que gasta materiales, fuerza de trabajo y horas, mas no acaba de encontrar la solución. ¿Es que se atacan los problemas sin hacer estudios previos ni análisis de causa? Se han gastado miles de pesos y los derramamientos son cada vez más agudos.
«La presidenta del Consejo Popular ha llevado el asunto a las autoridades del territorio», añade Paulina, a quien preocupa sobremanera que los vertimientos albañales y los vertederos de basura existentes en el municipio generen más condiciones para que proliferen los mosquitos y otros vectores de enfermedades.