Acuse de recibo
El pasado 30 de agosto reseñé la queja de Andrés Rodríguez, socio de la cooperativa de créditos y servicios fortalecida (CCSF) Abel Santamaría, adscrita al Complejo Agroindustrial (CAI) Arrocero en Nueva Paz, provincia de Mayabeque.
Andrés contaba que sus cosechas estaban contratadas de una parte con la CCSF, y de la otra con el CAI. Este último, según él, se compromete mediante convenio a la entrega de insecticidas, fungicidas, herbicidas y al corte del arroz. Y en la actual cosecha, al igual que en 2010, afirmaba, el CAI incumplió con la entrega del combustible para el riego en tres ocasiones, y una vez más en el corte del cereal.
Decía Andrés que, como resultado, el arroz de cinco hectáreas, valorado en alrededor de 500 quintales y desde hacía 25 días listo para corte, se había encamado y goteado, bajo el agua, producto de las inclemencias climáticas.
Señalaba que, al momento de escribirme, la respuesta era la pérdida del arroz en el campo y las mencionadas máquinas que no acababan de aparecer. Al denunciarlo, Andrés criticaba el hecho de que trasladaran a otros territorios las cosechadoras que debían cortar el cereal en ese municipio. Y precisaba que en 2010, por esos incumplimientos de la otra parte, sus pérdidas habían sido de 90 mil pesos, y las de la presente cosecha pudieran llegar a unos 500 quintales y 75 mil pesos. Hasta aquí la historia contada por Andrés.
Al respecto, responde el ingeniero Idalexis Rodríguez, director del Grupo Agroindustrial de Granos del Ministerio de la Agricultura, que la investigación hecha por una comisión comprobó que el CAI arrocero sí entregó el combustible para el riego a la CCSF, y fue esta última la que no lo dio a Andrés, «debido al conocimiento que tenía de la existencia de una turbina eléctrica en las tierras de este último»; lo cual se corroboró en entrevistas con la dirección de la cooperativa y con el propio Andrés.
En cuanto a la denuncia hecha del incumplimiento del CAI con la maquinaria para el corte, señala el funcionario que el propio Andrés reconoció en entrevista que la fecha óptima de cosecha de su arroz estaba entre el 6 y el 16 de agosto. Y que los especialistas del CAI le ofrecieron cortar con una máquina de descarga por debajo en fecha 20 de agosto. Pero él la rechazó, alegando que no contaba con la salud ni los recursos financieros y condiciones económicas.
Por ello, asegura Idalexis, se hicieron las gestiones para trasladar desde San Cristóbal una máquina de descarga por arriba. Esta llegó a la cooperativa el 28 de agosto, y él concluyó de cosechar el arroz el 30 de agosto.
«No es cierto el atraso de 25 días al que hace referencia —afirma el Director—, debido a que su arroz, según programa de cosecha, estaba óptimo para el corte a partir de la fecha ya relacionada».
En cuanto a la afirmación de Andrés de que en 2010 tuvo daños por 90 mil pesos y en el 2011 por 75 mil, «se comprobó que el productor no pactó en el 2010 el compromiso de servicio de maquinaria con el CAI. Y las pérdidas de este año son debido a una manga de viento que le afectó cinco hectáreas el 13 de agosto, lo que fue confirmado en entrevista con la dirección de la CCSF».
Sobre la disponibilidad de maquinaria para la cosecha, precisa que en el reordenamiento de las provincias de Artemisa y Mayabeque se tuvo en cuenta el balance de maquinaria que posee el CAI arrocero para hacer frente a la cosecha de todo el territorio que atiende. Y se planificó según la programación de la misma, que incluía a la cooperativa y sus productores.
Concluye que Andrés no tiene razón, pues «las causas que generan afectaciones a la cosecha no están relacionadas con la falta de combustible, ni con demoras en situar la máquina; sino que son atribuibles al evento meteorológico».
No obstante, manifiesta que los propios productores deben tener presente el oportuno aseguramiento de sus cultivos y producciones a través de la Empresa del Seguro Estatal. Y señala que «no hubo conciliación oportuna entre la CCSF y el CAI, pues este productor no requería diésel para riego, por contar con turbina electrificada».
Aclara por último que «el representante del CAI realiza la gestión inicial de la máquina disponible para el corte del arroz con el productor directamente —y no con la dirección de la CCSF—, que es con quien existe vínculo contractual».