Acuse de recibo
La chapucería y la indolencia dejan una costra atrás, que para levantarla precisa dios y ayuda. Bien lo saben los vecinos del reparto El Polígono, en la localidad espirituana de Mayajigua, que suscriben una queja, encabezados por Mislay Morales, vecina de calle Julio Tápanes No. 7.
Refieren los afectados que ese reparto fue concebido, con una inversión que costó bastante, para mejorar la situación de personas con problemas sociales, damnificados de huracanes y otras vulnerabilidades. Pero de continuar el deterioro del mismo, terminarán convertidos en casos sociales.
Por deficiencias en la construcción del reparto y las pésimas instalaciones de las tuberías que recogen los residuales, existen derrames e inundaciones de aguas albañales en los patios de las viviendas.
A ello se suma que las casas nunca fueron repelladas, y nadie sabe adónde fue a parar el material destinado para esos menesteres. Las que tienen algunas condiciones habitables es porque sus moradores las han acondicionado con esfuerzo propio.
«Lo que llama la atención —afirman los vecinos— es que las autoridades correspondientes en la localidad, dígase los diferentes presidentes de Consejo Popular a través de los años, conocen perfectamente la situación higiénica. Otros niveles e instancias superiores conocen también la gravedad del hecho, tanto en el ámbito higiénico como administrativo. En las rendiciones de cuentas ha sido planteado desde que se fundó el reparto.
«En el pasado mes de febrero vino una comisión nacional, revisó el área y no se ha tomado medida alguna. Todo se ha resumido en levantar actas de constancia de que han asistido al lugar, conocen la situación y se han reunido con la población y hasta impartido audiencias sanitarias. ¿Pero qué sanidad y reglas de higiene puede observar una población cuando estos patios se han convertido en una laguna de oxidación sin desagüe para otros lugares?».
Maylén Vázquez Ruiz (Calle 123 No. 7908, entre 100 y Línea del ferrocarril, Puente Nuevo, Marianao, La Habana) está muy de acuerdo con que se promueva el trabajo no estatal, de manera que incremente y diversifique muchos servicios a la población; pero siempre que cumpla con el orden y la paz de los vecinos.
Refiere que en su cuadra se ha improvisado una terminal interprovincial de camiones particulares de transportación de pasajeros hacia Pinar del Río y otros municipios intermedios. Los equipos obstaculizan el paso de peatones y otros vehículos, y la esquina se ha convertido en un gran baño público a cielo abierto, donde a cualquier hora usted puede ver a alguien realizando necesidades de cualquier tipo. «El ambiente general es pésimo: palabras obscenas, vulgaridades y falta total de educación día y noche», revela Maylén.
También el paso constante de esos equipos pesados, con la agravante de las lluvias, ha propiciado el deterioro de lo que pudo ser una calle y ha provocado la rotura de una conductora de agua potable, a lo cual se agrega ahora un vertedero de basura, resultado de los desechos de los transportistas privados y los pasajeros.
Afirma Maylén que la situación es conocida por las autoridades. En mayo, ella transmitió su queja a la delegada de la circunscripción, y también al Consejo de la Administración Municipal de Marianao, por escrito. Pero nada se ha hecho por resolver el problema.
«En nuestro municipio existen extensas áreas para establecer una terminal con las condiciones indispensables, donde no se exponga a los viajeros al peligro de la transitada calle 100, y a su vez no se perjudique y moleste a los vecinos, los cuales tenemos derecho a vivir en un entorno agradable», concluye.
Otro ejemplo de improvisación a los ojos de las autoridades que están para servir al bien público, y crear las condiciones, el orden y el respeto para un servicio de transportación.