Acuse de recibo
El doctor José Manuel Ramírez trajo a esta columna, el 26 de agosto pasado, la desazón de muchos capitalinos por el monumento al abandono que es hoy el local de la otrora tienda Lámparas Quesada, en la esquina de Infanta y San Lázaro.
Ramírez denunciaba que en el clausurado local, planta baja de un edificio de apartamentos, pululan las aguas albañales, que cubren los pisos. Y llamaba a rescatar de las garras del desamparo un sitio tan céntrico, en una zona de tanta historia.
Al respecto responde Ivette Pérez Vuelta, directora de la Unidad Provincial Inversionista de la Vivienda (UPIV) de Ciudad de La Habana, que se comunicó de inmediato con autoridades de la Universidad de La Habana (la dueña del local), y le informaron de los planes para rescatarlo.
Colegiadamente con el Ministerio de Cultura, se creará allí una librería de nuevo tipo, con equipamiento para el multiservicio, entre otras ofertas. Ya han encargado a una empresa el proyecto, y se encuentra en los planes para el venidero año, en financiamiento y recursos.
Precisa la funcionaria que el local requerirá del concurso de la UPIV, por cuanto el deterioro de las instalaciones hidrosanitarias de los apartamentos de los altos no posibilitaría la inversión en los bajos. Ya cuentan con el dictamen, que permitirá la ejecución de acciones al respecto en 2011.
Agradezco a Ivette la buena nueva, que presagia la salvación de sitio tan notorio. Al menos nos ha respondido lo que la Universidad de La Habana ha soslayado, a pesar de que hace ya cuatro meses fue pública la inquietud de un habanero por la penosa situación de una céntrica esquina.
En nombre de los atribulados vecinos de Lucena entre Zanja y San José, en Centro Habana, el pasado 4 de julio el capitalino Luis Enrique Borrego denunciaba aquí que las oficinas donde se sacan las licencias para brindar el servicio de transportación de pasajeros en la capital, situada en esa cuadra, era un foco de molestias permanente.
El parqueo a lo largo de la cuadra, la algarabía y la bulla que irritan a los vecinos, el consiguiente polvo, monóxido de carbono, olor a gasolina y petróleo, el ruido de los motores, la dificultad de las personas para caminar por aceras y calles… era un inventario de desgracias.
A propósito responde José Conesa, director general de la Unidad Estatal de Tráfico del Ministerio del Transporte, que, ciertamente, allí estaban concentradas las oficinas que en la capital otorgaban las licencias de operación del transporte.
Y agrega que, como parte de la apertura del trabajo por cuenta propia, el MITRANS emitió la resolución 399-10, mediante la cual se eliminan un grupo de prohibiciones que limitaban la posibilidad de una licencia de ese tipo a cualquier poseedor de un medio de transporte.
Dicha resolución establece que ahora los trámites se harán en cada municipio, y así se han habilitado oficinas para ello en cada uno de los territorios de la ciudad, lo cual permitirá descongestionar la aglomeración de solicitantes de licencia en Centro Habana, y con ello las molestias a esos vecinos.
Estela Cañizares (Edificio 17, apto. 4, Reparto La Cuba, Palma Soriano) quiere felicitar a las autoridades de esa ciudad santiaguera por la solución que se le ha buscado a algo tan crítico como el transporte local: han puesto a operar como fletes a 51 camiones y camionetas que recorren la población entera.
«Eso los palmeros lo han visto con muy buenos ojos —señala—, pero eso se hizo una vez y de la noche a la mañana lo quitaron. Ojalá y se mantengan ese tipo de ideas, dada la falta de ómnibus. Esa alternativa resuelve muchísimo para los casi cien mil palmeros.
«Felicidades para la OBE de Transporte de Palma Soriano y para todos los camioneros de operadores de fletes que se quieren sumar a esa brillante idea», concluye.