Acuse de recibo
Tras la denuncia de Juan Pompa aquí el pasado 13 de octubre, sobre irregularidades en el pago de la chequera a domicilio a jubilados en la oficina de correos Bayamo 1, en solo 12 días llegó la respuesta de Zoraya de la Caridad Bravo, vicepresidenta de la empresa Correos de Cuba.
Repasemos primero la denuncia: en esa agencia de correos de la capital granmense se esgrimió para tal transgresión que se le agota el importe máximo autorizado con que puede operar cada cartero o agente postal —3 000 pesos— para llevar las pensiones a su beneficiarios.
La investigación hecha, precisa Zoraya, reveló inadecuados argumentos ofrecidos al usuario sobre el incumplimiento del contrato de pago a domicilio de la chequera que recibe el padre de Pompa. Y el asunto no se revisó «con el rigor, profesionalidad y detalle que amerita cualquier reclamación a nuestros servicios».
Señala que, a tono con una indicación de Correos de Cuba en 2005, para no comprometer la seguridad de carteros y agentes postales, se estableció que ellos pueden trabajar con un máximo de efectivo de 3 000 pesos en su recorrido, para los servicios de pago a domicilio. Pero no puede ser la extinción de dicho fondo en manos del pagador, causa de que se suspenda o posponga la entrega de la pensión.
La misma indicación, agrega, estipula que «las administraciones de las oficinas de correos que brindan esta modalidad de servicio (pago a domicilio de seguridad y asistencia social) garantizarán que los trabajadores que lo ejecutan realicen la cantidad de salidas necesarias para no afectar a los usuarios; o en su defecto, aumentarán la cantidad de trabajadores en esta prestación».
Reconoce que este caso revela falta de control integral sobre la totalidad de contratos a domicilio que se efectuaban, y sobre la materialización de los mismos. «Esta negligencia —subraya— hizo posible que Norbelio Cedeño (pagador) suspendiera unilateralmente el servicio a domicilio al cliente, sin que se transfiriera el contrato a otro pagador».
Entre las medidas aplicadas, a Juana Estrella Acosta, subjefe de la agencia Bayamo 1, se le demovió definitivamente a un cargo inferior, no pudiendo recibir estímulos adicionales a su salario oficial durante seis meses, «por dar una respuesta inadecuada sin analizar e investigar la queja, además del descontrol comprobado sobre los contratos en el servicio de pago a domicilio».
A las gestoras comerciales postales A, Virgen Aleida Hernández y Cerisnelda Batista, responsable de Atención a la Población y jefa de brigada, respectivamente, se les trasladó a plazas de menor remuneración o calificación, de condiciones laborales distintas, «por dar una respuesta inadecuada, alegando motivos totalmente erróneos sobre el impago al cliente, sin analizar e investigar la queja».
A Norbelio Cedeño, gestor comercial postal B (pagador) se le aplicó una multa de un 25 por ciento del salario de un mes, por no efectuar el pago a domicilio al cliente, y suspender el servicio unilateralmente sin comunicarlo a la administración de la agencia para que reemplazara al pagador.
Y al jefe de la agencia Bayamo 1, Silvio Carvajal, no se le aplicó medida, «tomando en cuenta que es recién nombrado en el cargo, a partir de que el anterior jefe de agencia fuera demovido días antes de producirse la queja, por esta y otras irregularidades que existían allí».
Asegura Soraya que la historia será circulada a todas las oficinas de correos del país, con el propósito de que hechos similares no se reiteren. Y considera que «lo significativo no es sancionar a los involucrados, sino cumplir con los procedimientos vigentes».
Afirma la Vicepresidenta que esa Empresa trabaja en el rescate de valores, y elevar la calidad y eficiencia del trabajo. «No vamos a tolerar hechos de esta naturaleza, porque Correos de Cuba se consagra en el pago de sus pensiones a más de 700 mil jubilados y más de 100 mil asistenciados; de ellos el servicio a domicilio supera los 400 mil. Y esta misión épica que casi tres mil trabajadores de Correos cumplen exitosamente, puede verse disminuida y mancillada por el mal trabajo de unos pocos. Esto no podemos permitírnoslo».