Acuse de recibo
Con la carta dirigida a este redactor por la ministra de Finanzas y Precios, Lina O. Pedraza, se cierra una historia elocuente y muy aleccionadora de los perjuicios que traen las madejas burocráticas —no siempre son las carencias materiales— al bienestar de los ciudadanos.
Todo comenzó cuando, el pasado 22 de julio, reflejé aquí la inconformidad del capitalino Juan G. López, a quien se le averió el timer de su lavadora Sanyo. Él llamó a la Empresa de Servicios Técnicos Integrales sin ninguna esperanza. Y resultó que tenían la pieza, la cual se la suministra LG Vince; pero no podían dar el servicio porque esta última no les había informado desde hace meses el precio de la misma.
López contactó entonces con Servicios LG Vince, y allí le informaron que el Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) no les había suministrado el precio oficial de la pieza.
Incansable, el reclamante llamó a la Dirección Jurídica del MFP (responsabilizada con la atención a la población en ese organismo). Le solicitaron que plasmara su reclamo por escrito. Y lo envió por correo electrónico. Pasó más de una semana sin que le llegara respuesta alguna.
Llamó de nuevo a la Dirección Jurídica, y la especialista que lo atendió no tenía respuesta para él. Intentó infructuosamente hablar con la directora, y lo transfirieron a la jefa de los especialistas, quien le respondió que había muchos casos pendientes de respuesta, y para ello tenían un plazo de 60 días.
López no entendía por qué, si hay la pieza que resolvería el problema de su lavadora, no se le puede brindar el servicio con agilidad por la dilación de un mecanismo burocrático.
A propósito, responde la Ministra de Finanzas y Precios que es justa la inconformidad de Juan G. López «al no recibir respuesta inmediata ni tratamiento adecuado». Precisa que los hechos fueron analizados detalladamente en el MFP y en COPEXTEL. Y tienen un solo denominador: burocratismo.
Aclara la titular que «si bien no es facultad del Ministerio de Finanzas y Precios aprobar el precio de ese producto, porque le corresponde a la Empresa, faltó sensibilidad en la atención al compañero, y exigencia para asegurar la solución definitiva de un asunto del cual el organismo es rector».
Al publicarse la queja, refiere, ya se había discutido con la empresa COPEXTEL esta situación, por lo que también allí faltó capacidad de respuesta oportuna.
Indica la Ministra que se realizan los análisis correspondientes con los compañeros responsabilizados, para adoptar las medidas administrativas. Se indicó revisar el procedimiento de trabajo, así como capacitar a los compañeros vinculados a la actividad de atención a la población. Igualmente, COPEXTEL profundiza y debe informar a su organismo las medidas que decida aplicar al respecto.
Apunta la titular que López recibió respuesta en su domicilio, por parte de las directoras general de Precios y Jurídica, del MFP. Y el intercambio resultó de utilidad.
«Este hecho —señala— es un ejemplo del combate a que estamos convocados para eliminar métodos burocráticos de trabajo, sobre todo creando la conciencia en cada trabajador y funcionario de que el centro de nuestra labor es el pueblo, y no cuestión de consignas».
También indica que «es decisión del Ministerio de Finanzas y Precios, incrementar la ética y profesionalidad en su quehacer diario, así como en el control sobre los asuntos que son de su competencia».
Agradezco la respuesta directa y autocrítica de la Ministra a esta columna, y su alineación junto a la molestia de ese cubano; aun cuando COPEXTEL no ha dado señales todavía. Este gesto sincero de la titular de un Ministerio podría servir de ejemplo a ciertos funcionarios que se resisten a responder los cuestionamientos ciudadanos, o lo hacen con molestia y escasa humildad.