Acuse de recibo
Aunque parezca un sueño inalcanzable, esta imagen es real. Y corresponde a un consultorio médico que se encuentra situado dentro del proyecto artístico comunitario del relevante artista plástico cubano José Fúster, en la localidad capitalina de Jaimanitas.
El emisario de tan hermosa incitación gráfica es Nelson Almaguer, quien vive al lado de la edificación, en calle 226 No. 342, entre 5ta. y 3ra.—C, en ese barrio del municipio capitalino de Playa. Pero con la foto, Almaguer envía una preocupación:
Dicho consultorio, como todo lo que ha tocado generosamente Fúster cual un Rey Midas de la comunidad, es famoso. No solo visitantes del país, sino muchos turistas llegan a admirar el proyecto; y se asombran de la manera en que un creador, integrado a la comunidad, puede quebrar lanzas contra la fealdad, el desaliño y la chapucería que muchas veces nos abruman.
Lo preocupante de todo es que esta preciosidad —casi de mirarlo cura— permanece cerrada, sin prestar servicios, hace unos diez años, y los vecinos no saben por qué.
Atestigua Almaguer que hace más de un año fue visitado por autoridades del municipio de Playa, «pero hasta el sol de hoy persiste el silencio».
El cierre de algo tan cautivante y esperanzador es un serio desestímulo para una comunidad que vive orgullosa del mismo. Pero, sobre todo, debe ser un disgusto para el generoso artista, que ha sabido repartir la belleza entre todos.
Francees Chan Llanes (Calle 3ra. Edificio 2, apto. 12, Reparto La Unión, Boyeros, Ciudad de La Habana) siempre recordará el amor y el desvelo con que fue atendida en el Hospital del Centro de Convenciones de Cojímar, bajo la sospecha de padecer el virus A (H1N1), del 16 al 21 de febrero pasado.
«Quiero felicitar a médicos, enfermeras, pantristas y camareras que me atendieron, desde quienes me recibieron en el cuerpo de guardia del Hospital Nacional, los del SIUM (Sistema Integrado de Urgencias Médicas) que me llevaron hasta Cojímar, hasta los que me atendieron en la Sala de Observación donde me ingresaron.
«Fueron todos muy atentos. Yo soy muy tímida y no pregunté nombres, solo pude conocer los de los doctores Pedro y Félix; los enfermeros Diana, Rosa y Ricardo. Siempre recordaré sus rostros y el amor con que me trataron. Muchos éxitos en su profesión, y sepan que muchas personas confían en ustedes», concluye.