Acuse de recibo
¿Estaré delirando o la vida es una espiral que vuelve al mismo sitio? La historia que cuenta José Antonio Calomarde (Mártires del Uvero 10, Puerto Padre, Las Tunas) me parece haberla narrado varias veces, solo que con otros nombres y escenarios, y algún que otro detalle diferente. Lo más triste es que se repitan… la chapucería y el descuido.
Cuenta el lector que su esposa, María Rosa González, solicitó el pasado 2 de septiembre, en la Oficina de Trámites 3, de Pueblo Nuevo, en Holguín, un documento que le pidieron en la Notaría de esa ciudad para hacer una adjudicación de la propiedad de la vivienda que se encuentra inscrita a nombre de sus tíos Jorge García Hinojosa (fallecido) y María Liduvina González; y por ser María Rosa la heredera universal por testamento.
Ese día le dijeron a María Rosa que el documento demoraba unos días. A los diez días, ella fue a la Oficina y entonces le aclararon que el documento solicitado no era el que ella requería, sino otro. Tuvo que pagar de nuevo un sello de cinco pesos, y esperar…
Al volver, le comunicaron que el documento demoraba 60 días. El 15 de noviembre pasado, a los 74 días, fue que le hicieron llegar el mismo. Y portaba cinco errores. No le servía. El 17 de noviembre volvió a la Oficina para que le rectificaran los errores. Y no fue hasta el 12 de diciembre, a los 91 días de haberlo solicitado por primera vez, que le entregaron el documento. Pero… solo le habían enmendado uno de los cinco errores.
El 14 de diciembre volvió por la Oficina, le recibieron el documento de nuevo, y le dijeron que ahora tenía que esperar porque la directora de la Vivienda en el municipio de Holguín lo firmara.
«Es bueno señalar —refiere José Antonio— que siempre nos dijeron que el documento se demoraba, porque tenía que pasar por una comisión que, según ellos, es la encargada de la revisión. Al pasar dos veces por la comisión, esta ni se dio por enterada de que era un documento totalmente erróneo. Y más aún: la directora de Vivienda ni siquiera leyó lo que estaba firmando, eso que, le dicen a uno, se demora porque lo están revisando».
La madre de María Rosa llamó un día a la Oficina de Trámites para hablar con la persona que tenía que arreglar el documento la primera vez que lo entregaron mal hecho, y esa persona le dijo que «ya la tenía muy cansada con tanta llamadera» (¡…!).
Eduardo Luis Álvarez (Calle Frank País 96, entre Raúl Perozo y Fructuoso Rodríguez, Sibanicú, provincia de Camagüey) es instructor del Joven Club de Computación y Electrónica Sibanicú 1. Y me escribe con una inquietud que le agobia, a propósito del ahorro energético.
Considera que la justa decisión de atenuar el consumo eléctrico —no hay otra opción— debía tener en cuenta las particularidades de centros como ese, pues las computadoras necesitan del aire acondicionado en algún momento del día.
«¿Por qué si tenemos un plan de consumo de 38 kilowatt diarios no se permite encender los equipos climatizadores en algún momento? Consumimos sin los equipos de aire acondicionado un aproximado de 13 kilowatt. ¿Esto no contribuirá al deterioro paulatino del equipamiento instalado, que tanto le ha costado al país, para informatizar la sociedad cubana?».
Niurka Milán (Cerezo 63, apartamento D, Cerro, Ciudad de La Habana) recibió recientemente las bondades del tratamiento llamado escleroterapia con espuma en el consultorio de Belascoaín y Pocito, en Centro Habana.
Refiere que tras casi un año de espera por los medicamentos tradicionales para sus várices, se sometió allí a esta alternativa de curación. Felicita por su profesionalismo, amabilidad y dulzura al doctor Suárez, la licenciada Yoandra, el doctor Manuel, la secretaria Lazarita y el compañero que mantiene la higiene y limpieza del local de manera impecable.