Acuse de recibo
Marlene Cabrera (Carretera de Gibara 565, entre Cervantes y Fomento, Holguín) decidió disfrutar con su mamá, hija y nietas, una de esas flamantes excursiones de Cubanacán: tres días con dos noches en el hotel Club Amigo Atlántico Guardalavaca.
Reservó para los días primero, dos y tres de mayo. Y desde el inicio hubo problemas: la salida en ómnibus estaba programada para las 8:30 a.m., y se produjo a la 1:45 p.m. Por ello, la hora de alojamiento en el hotel, que, según el catálogo es «temprano en la mañana», se postergó. Fueron ubicadas en sus respectivas habitaciones a las 5:30 p.m.
Según el guía, a la hija de Marlene debían hospedarla en una habitación triple, con sus dos niñas, de tres y nueve años. Pero las instalaron en una que solo tenía dos camas y dos toallas: una para dos personas.
El aire acondicionado de la habitación de Marlene estaba roto. La cambiaron para otra, después de que el técnico le dijera: «No pidas que te cambien, pues hay otras peores». Dichas gestiones culminaron a las 6 y 45 p.m. A esa hora, solo atinaron a hacer la cola del restaurante y luego dormir. Se fue el viernes 1ro. de mayo entre problemas.
Otra insatisfacción fue con las ofertas del restaurante y la cafetería: poca diversidad y cantidad en el plato fuerte, la calidad no era la mejor. Un empleado les dijo que «las mejores opciones se retiran en la temporada baja».
Las reservaciones para el restaurante Benny Moré se hacen un día sí y otro no. El viernes 1ro. se les fue el tiempo en acomodarse con tantos contratiempos. El sábado no se reservaba, y el domingo ya se iban del hotel.
«Los malos ratos no quedaron ahí, asegura. El día más crítico fue el último. La pésima orientación nos atrasó. La oferta decía que la partida era a las 5:30 p.m. El guía nos había dicho que la habitación se entregaba a las 12 del día, pero las manillas para disfrutar del hotel las manteníamos hasta las 4:45 p.m., próximo a la partida.
«Cuando entregamos la habitación, quien nos recogió la llave nos dijo entonces que se entregaban hasta las 2:00 p.m. Pero ya estábamos con las maletas en el lobby, y le contesté que no subiría una vez más. Luego almorzamos y nos mantuvimos en el lobby, porque la nueva orientación fue que el ómnibus saldría a las 2:00 p.m.
«Esperamos allí, y a las 2:45 p.m. nos retiraron la manilla, por lo cual ya no pudimos seguir consumiendo. A las 3:45 aproximadamente, las niñas estaban cansadas, ansiosas, con sed y hambre. Le pedimos al guía de favor que nos buscara algo de comer y beber para las mismas. Él amablemente nos hizo el favor. Luego se acercó a nosotros a las 4:00 p.m. para decirnos que el ómnibus estaba al llegar. Finalmente, cansados de esperar, arribó a las 4:30 p.m.
«Los tres días con dos noches se convirtieron en dos días estresantes con dos noches de pesadilla. Y los 220 CUC ahorrados y malgastados a costa del sudor de mi trabajo, se convirtieron en “Tu excursión con el engaño”», sentencia finalmente.
Elogio del Bobby y de SussanaEvangelina Téllez (Serafín Sánchez 63, entre Paseo de la Paz y Alemán, Santa Clara), felicita al cartero de la Zona postal 1 de esa ciudad, Roberto Rodríguez (El Bobby): «Es agradable y sociable, mantiene muy buena relación con sus clientes, brinda todos los servicios que están a su alcance».
Enumera gestos de gentileza del Bobby. Recuerda que en varias ocasiones el cartero se topó con su abuelo enfermo en la calle, y lo llevó hasta el hospital. O el día en que a ella se le perdió la tarjeta de la bodega: se la encontró lejos de la casa de ella, y se la llevó hasta allí.
Agradecida también está Miriam Fernández (Avenida 57 número 5812, Playa, Ciudad de La Habana) por el trato recibido en la tienda TRD Amistad, de calle 26 y Zapata, concretamente en el Departamento de Peletería.
Fue a comprar unos tenis para su hijo, de una talla bastante poco usual. Y la dependienta mostró gran interés en que saliera complacida. «Después supe que se llama Susana: se tomó el interés que debía ser práctica habitual en todos los establecimientos que brindan servicios a la población», señala.