Acuse de recibo
Con razón este redactor notificaba, el pasado 1ro. de marzo, como males imperdonables las desatenciones con el tema de la vivienda que nada tienen que ver con recursos ni prioridades, y sí con el olvido y la insensibilidad. Eso trasuntaba la historia denunciada aquí por María Luisa Sánchez, residente en avenida 251 número 20225, Anafe, en el municipio habanero de Bauta.
Relataba la lectora que en 2003, con autorización del Gobierno municipal, se decidió demoler la casa de sus abuelos —donde ella residía— ya en mal estado. Les prometieron que la nueva vivienda se erigiría en apenas tres meses, por lo cual debían conseguir donde alojarse.
Tras la demolición, la Empresa de Construcción Integral 8 comenzó la obra. Levantó la zapata, y ahí quedó. Los abuelos se desgastaron en gestiones infructuosas. Y en un despacho solicitado por María Luisa con el presidente del Gobierno municipal y el director de Vivienda, efectuado en septiembre de 2006, le aseguraron solución. Pero todo quedó en palabras.
En enero de 2007, el presidente del Gobierno municipal envió un documento a la directora de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV), orientando la ejecución de la casa. Pero nada se hizo. Los abuelos fallecieron y quedó María Luisa, en el cuarto prestado.
En agosto de 2008, luego de cinco años de espera, el Director de la Vivienda en el municipio le dijo que no tenía respuesta para su caso. Y María Luisa se entrevistó el 4 de septiembre con la Vicepresidenta del Gobierno, quien le orientó que debía vincularse a un centro de trabajo como requisito. Y lo hizo: trabaja en el sectorial de Salud de Bauta. Y la vice le prometió que le daría respuesta en una semana. Respuesta que nunca llegó.
En el 2009, el Director de Vivienda le dijo que no sabía nada del asunto. La directora de la UMIV, que no puede darle materiales porque ella no está en el plan del año. Y la funcionaria de Atención a la Población del Poder Popular, que la actual Presidenta del Gobierno no puede atenderla, pues deben hacerlo los directores de Vivienda y de la UMIV... ¿Cómo quedo yo?, increpaba entonces María Luisa.
Después de este rosario de olvidos, desentendimientos, «peloteos» y negativas tras una promesa hecha con algo tan serio como es la casa, llega la respuesta de Alexis Ortiz Díaz, director de la Vivienda en La Habana, quien reconoce que «a María Luisa le asiste toda la razón».
Reconoce el funcionario que la obra iniciada por la ECI 8 quedó paralizada el 6 de enero de 2004, «por la falta de mano de obra producto de que esa brigada tuvo que enfrentar nuevos compromisos fuera del municipio, pero no se buscó ninguna alternativa en el territorio para continuar y resolver la situación de la afectada».
Significa Ortiz que se entrevistaron con María Luisa. Se acordó incluirla en el Plan de Vivienda del 2009, y continuar de inmediato con la construcción de la suya. «Es una responsabilidad de la Dirección de Vivienda del municipio resolver esa situación de conjunto con la fuerza constructora», sentenció el funcionario.
Por su parte, también escribió Maira Barroso, la nueva presidenta del Consejo de la Administración Municipal, quien reconoce las insuficiencias e incumplimientos del sistema de la Vivienda y de funcionarios de Atención a la Población en este caso. Y asegura que «los directivos y funcionarios implicados en la indebida atención e inobservancia del contenido inherente a sus funciones, serán analizados, tomándose las medidas administrativas pertinentes en cada caso, en correspondencia con la implicación y la trascendencia que ha tenido; y por no trasladar a la dirección de la Asamblea con la crudeza necesaria dicho expediente para ser atendido oportunamente».
Depende primero de El CarmeloEl pasado 24 de febrero, reflejé aquí la queja de la capitalina Norma Carretero, acerca de un viejo salidero de albañales, que hace de las suyas con frecuencia, exactamente delante de la unidad gastronómica El Carmelo, frente por frente al prestigioso Teatro Auditórium Amadeo Roldán. «Mozart con albañales» califiqué a esa arremetida contra la meca de la música sinfónica en el país.
Al respecto, responde Ana Remis Castro, jefa del departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, quien informa que se comprobó la afectación en una inspección. Y se procedió a realizar un recorrido por el área interior de El Carmelo.
En la misma se detectó que la trampa de grasa no cumple con los requerimientos técnicos (dispositivo de entrada y salida), y no retiene las grasas provenientes del proceso de elaboración. Estas escurren hacia el sistema del alcantarillado público y provocan la obstrucción del entronque albañal.
Para eliminar esas afectaciones, abunda, se requiere reparar la trampa de grasa y darle limpieza y mantenimiento semanalmente de forma manual, y con carro especializado de succión mensualmente.
La ejecución de esos trabajos, señala Ana, es responsabilidad de la dirección de El Carmelo y de la entidad a la cual pertenece. En cuanto a Aguas de La Habana, aclara que se trabajó en la desobstrucción del entronque del restaurante, pero el mismo requiere de una reparación que se prevé ejecutar en el presente mes de abril. Y ello depende de los trabajos que haga El Carmelo.
Convocatoria para grandes de corazón
Ya he perdido la cuenta de las veces que he vindicado aquí el derecho de los gordos y los gigantes, de todos los que usan tallas extra, a vestir y a calzar como cualquier persona. Cada carta remarca lo vergonzoso: ni en el comercio minorista del país (ya sea en divisas o en pesos), ni en los mercados de artesanos, hay ropa ni calzado para ellos; sobre todo estos últimos.
Pero no me cansaré, lo haré cada vez que llegue una nueva denuncia, como la que hoy sostiene Osmara Nelsa Pérez, vecina de calle 1B número 22, entre 56 y Abraham Almaguer, reparto Nuevo Sosa, en la ciudad de Las Tunas.
Osmara calza el número 45, y considera que, de acuerdo con el desinterés que se expresa en nuestra sociedad hacia ellos, los talla extra, «tal parece que las mujeres que presentamos esas características, no tenemos el derecho de lucir bellas y femeninas». Y propone que se creen en cada territorio tiendas especiales para tallas extra, como aquella «tienda de los gordos»; o también promover con incentivos a los artesanos a que fabriquen calzado de esas tallas. Por lo pronto, Osmara convoca: si hay algún artesano en este país que cumpla sus sueños, que se comunique con esta sección. Serviremos de intermediario, con mucho gusto. Osmara y todos los de grandes dimensiones merecen la preocupación y sensibilidad de otros, «grandes» de corazón.