Acuse de recibo
Seriedad y transparencia. Solo esto reclama la profesora María Victoria Sosa Arias a quienes deben pasar al Banco las cuotas mensuales que ella paga por su televisor.
Desde noviembre de 2003, cuando le asignaron el equipo, a María Victoria le han descontado puntualmente 66,67 pesos de su salario. Según refiere esta vecina de calle Destrampes No. 153 entre Libertad y Estrada Palma, Santo Suárez, 10 de Octubre, Ciudad de La Habana, el pago total del TV Panda —4 000 pesos— debería cerrarse en este mes de marzo.
Sin embargo, cuenta la docente, «en enero voy al Banco a cerrar el crédito y pagar los tres meses que me quedaban (enero, febrero y marzo), y me comunican que el Municipio tiene atraso en la entrega de dos meses con recargo; por lo que aparecía el TV pagado hasta octubre. Por tanto no pude liquidar el crédito».
Finalmente, relata María Victoria, «sale el descuento, con 73,34 pesos en lugar de 66,47, que fue lo que me dijo el Banco que quedaba». Y la remitente no puede evadir preguntarse: ¿por qué el atraso en la entrega al Banco de sus descuentos mensuales y encima de eso un recargo?
Más paquetes vulneradosLa segunda carta vuelve a los amargos trillos de las pérdidas de correo. A la camagüeyana Ileana Sarmiento Herrera, vecina de Carretera Central Oeste, No.16, entre Calle Cuba y Primera, reparto La Caridad, en la cabecera provincial; le enviaron un paquete de mil gramos de peso desde España; y «aquí en la Aduana de La Habana lo registran con 500».
Cuenta la remitente que su hermana utilizó «las llamadas cajas verdes; según el país de envío, un sistema seguro y eficiente, además de rápido. Esto último sí se cumplió, pues el día 27 recibí el aviso de correo: ya podía pasar a recogerlo.
«Se hace evidente —comenta Ileana— que desde que llegó el paquete fue violado y robado. Contenía un celular con su forro, una cámara de video con micrófono incluido (para computadora), una memoria de 4 GB, audífonos y una tarjeta instaladora. Todo esto desapareció por obra de magia.
«Además, contenía tres blúmeres, dos pulóveres de mujer, un tubo de tinte, dos sobres de acondicionador y champú, componentes del tinte y un disco de música. Estas confecciones sí estaban dentro».
«Hice las reclamaciones pertinentes en mi provincia (...) ante la administradora del correo de la zona postal número tres, la cual se mostró muy indignada ante tal fechoría y rápidamente me dio toda la información para formular mi queja. (...) Llamé a La Habana, a la Dirección de Correos de Cuba, y me atendió un compañero llamado Carlos Gómez. Le expliqué lo sucedido; este tomó el número del envío (RR464248581ES) y me prometió darle curso a mi reclamación lo antes posible. También me pidió el teléfono particular.
«No habían pasado 20 minutos cuando recibo una llamada de una compañera que (...) solo se identificó como “Correos de Cuba”, para informarme que de continuar con mi queja, cuando llegara la de mi hermana no tendría valor».
Confundida, la camagüeyana buscó información al respecto en su provincia y comprobó que estaba en todo su derecho de reclamar. «He llegado a la penosa conclusión de que dicha compañera, no sé porque motivos, quiso coaccionarme», se duele.
Mientras espera indignada por alguna reparación al ultraje, Ileana se cuestiona hasta cuándo pueden producirse impunemente situaciones como esta.
Aceptamos fotos y otros documentosY aprovechamos las últimas líneas para recordarles a los lectores que junto a sus quejas pueden enviar imágenes o documentos probatorios que las complementen. Para estos casos, Acuse... ha abierto los miércoles y sábados una ventana más amplia de diálogo y denuncia.