Acuse de recibo
«Le han echado por la borda 21 años de trabajo, como consecuencia de una irresponsabilidad. Se dice y no se cree», comentaba este redactor al reflejar aquí el drama de Magdiel Febles Fundora, el pasado 12 de noviembre de 2006.
El lector, residente en la localidad habanera de Güira de Melena, laboró como custodio en la CADECA de ese municipio, desde febrero hasta junio de 2004, cuando se trasladó para otro centro laboral.
Y cuando Magdiel fue a CADECA a recoger su expediente laboral, con 21 años laborados, le informaron que el mismo se encontraba en las oficinas de la gerencia provincial de esa entidad. Hasta allí fue, y le informaron que no se encontraba. Le tomaron los datos y le aseguraron que le avisarían cuando apareciera.
Magdiel esperó más de un mes, y volvió a la gerencia. Le dieron la misma respuesta: no aparecía su expediente. Así, se mantuvo visitando la CADECA de su municipio, y le reiteraban que no había noticia alguna. Eso, por más de dos años.
Ya en el nuevo centro laboral, le confeccionaron un expediente: Después de haber laborado 23 años de su vida, solo aparecían dos.
Al respecto, responde Félix Rodríguez López, presidente de CADECA, quien comienza señalando tajantemente que «no hay justificación que valga» acerca de la pérdida del expediente de Magdiel. Y argumenta el directivo que ese es «un documento que recoge la historia laboral del trabajador, y, por lo tanto, debe ser objeto del mayor cuidado y conservación por parte del centro de trabajo. Y en este caso no fue así».
Reconoce que «la demora en su reconstrucción es inadmisible, como lo demuestra el hecho de que en pocos días logró hacerse, incluso incorporar años de servicio de un anterior centro de trabajo no considerados en el expediente recibido en CADECA».
E informa que, por esas razones, fueron sancionados tres dirigentes y una especialista, y se les hizo una llamada de atención a dos funcionarios más.
Agradezco la autocrítica respuesta, y solo lamento que no especificara cuáles fueron las sanciones referidas.
La segunda carta es la respuesta que Aguas de La Habana da a la queja de la lectora Dulce María Lay, vecina de avenida 61 número 9406, en el barrio de Pogolotti, municipio capitalino de Marianao, y que apareciera aquí el 11 de noviembre de 2006.
Entonces, Dulce María denunciaba que hacía más de seis meses luchaba con una tupición en los conductos de la alcantarilla de adentro de su vivienda, específicamente en el patio. La misma reventaba a menudo. Y ella había perdido la cuenta de las veces que acudió a Aguas de La Habana.
Precisaba que la orden de trabajo databa del 14 de julio de 2006, y nada se había hecho. Cada vez que iba a las oficinas de esa entidad, le decían que ya su orden había sido entregada, o que el carro no entró, o que hubo problemas en otro sitio.
El colmo es que en dos ocasiones apareció en la computadora que el trabajo había sido hecho...
Ahora responde Ana Remis Castro, jefa del Departamento de Atención a la Población de Aguas de La Habana, quien aclara que tal tipo de tupición, al interior de una vivienda, no le corresponde al trabajo de esa entidad.
Precisa que la descarga de las viviendas colindantes atraviesa el patio de Dulce María, cuyo registro está desfondado, con las paredes rotas. Colindante al registro hay un cuarto no habitado por donde pasa la línea de descarga de esas viviendas, el cual fue sellado y afecta a varias de ellas.
No obstante no pertenecerle esa tarea, recalca que han trabajado en ello por la gravedad de la situación: se revisó la red de alcantarillado de la calle 61, y se constató que trabaja sin dificultad. Se realizó una cala en el cuarto del problema para desobstruir, y se le indicó a Dulce María que era necesario reparar la línea para impedir que se obstruyera.
Aunque se erradicó momentáneamente la obstrucción, deben reparar el registro y la línea de descarga hacia la red que se encuentra por la calle 94.
Aunque uno se queda cavilando por qué no se aclara el hecho de que infundieran esperanzas a Dulce María, con orden de trabajo y todo, y hasta ese raro hallazgo en la computadora; hay que agradecer a Aguas que hiciera un plus por algo que no le tocaba. Y, por cierto, ¿a quién le corresponde la solución?