Acuse de recibo
Hoy traigo la respuesta de la Subdirección de Seguridad Vial de la Dirección Provincial de Transporte de Ciudad de La Habana, a diversas inquietudes del capitalino Ignacio Rodríguez, reflejadas en esta sección.
En cuanto a la preocupación del lector acerca de la desarticulación creciente de las ciclovías en la capital, Seguridad Vial señala que dichos carriles para ciclistas tuvieron su auge mayor en los primeros años del período especial, cuando se acudió masivamente a ese medio de transportación.
Argumenta que con la reanimación del transporte automotor en estos años, el flujo de bicicletas en la ciudad fue disminuyendo, «hasta alcanzar niveles muy bajos. Y en contraposición aumentaba exponencialmente el flujo vehicular, razón por la cual fue necesario hacer conteos en avenidas principales como Boyeros, Malecón y en la Rotonda de la Ciudad Deportiva».
Esos conteos, señala, «demostraron que en esos lugares la ciclovía no se justificaba, y se estaba subutilizando una senda para vehículos, que en horarios pico era evidente la necesidad de su utilización».
Aclara que de esas vías se retiraron las múcuras que dividían el ciclocarril de la senda vehicular. Y se informó por algunos medios de comunicación, pero reconoce que aún hay desconocimiento en ciclistas que circulan por ellas, como, por ejemplo, la senda izquierda de Rancho Boyeros.
Y al no existir ya la ciclovía, los ciclistas están obligados a cumplir lo establecido en la Ley 60, artículo 105, inciso 3: circular a una distancia no mayor de un metro del contén de la acera.
El otro planteamiento de Ignacio era referente al estado de deterioro de los pasos superiores peatonales en la capital, y, en consecuencia, el peligro que representa en avenidas de mucho tráfico el cruce de personas por la calle, sobre todo los escolares.
Al respecto, refiere Seguridad Vial que en la ciudad hay 14 de ellos, pero algunos se han retirado, como el de 23 y 32, cerca del puente Almendares, teniendo en cuenta que no se justifican en esos casos.
Y explica que se levantan pasos peatonales superiores, cuando se cumplen las siguientes premisas: cruce de 300 peatones por hora, y paso de 600 vehículos por hora en vías sin separador central y de mil vehículos por hora con separador central, y circulación en ambos sentidos. Aún así, debe tenerse en cuenta que no haya pendientes, rasantes ni curvas, señala la Subdirección de Seguridad Vial.
La segunda carta la envía María Victoria Núñez, vecina de Rabí 753, apartamento 1, entre Coco y General Lee, en Santos Suárez, municipio de 10 de Octubre, Ciudad de La Habana.
María Victoria tiene una hija de ocho años que estudia en la escuela primaria Oscar Rodríguez, sita en la esquina de Correa y San Indalecio, en el propio Santos Suárez.
Y señala que en febrero de 2005, reventó un tubo de desagüe de aguas sucias en un edificio al costado del centro escolar. Tal salidero provoca que albañales corran por el patio de la escuela, con el consiguiente peligro y molestia para los niños.
La dirección de la escuela ha hecho múltiples gestiones desde entonces. Muchas visitas, pero ninguna solución. Ya en mayo de 2006 la rotura se agudizó. Y la directora participó en una reunión con el presidente del Poder Popular, la empresa Aguas negras y la Micro Social. Esta última se comprometió a resolver el problema, pero hasta el 12 de diciembre pasado, cuando María Victoria me escribió, nada había hecho.
La delegada de la circunscripción también ha agotado infructuosamente todas las gestiones. «Mientras tanto, apunta, los alumnos continúan caminando sobre esas aguas, realizando sus actividades allí, en contacto directo con ese foco de infección, con el peligro de contraer una enfermedad».
Es increíble que ya pronto se cumplan dos años del fenómeno, y con el conocimiento de tantas entidades, Micro Social no haya cumplido su palabra. Vaya noticia para iniciar el 2007. Qué triste la indolencia y la insensibilidad. ¿A quién le interesa? ¿Qué pensarán los niños de la escuela?