Acuse de recibo
Hoy abro viejas heridas, que no acaban de cicatrizar porque no han tenido cura, a pesar de tantas alertas.
El tres de julio de 2005 se reflejó en esta sección la denuncia hecha por los vecinos del llamado Edificio Colonial, sito en Línea y 14, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución: el motivo era las constantes tupiciones de la fosa de ese inmueble y su desborde por tragantes, baños y pasillos durante años, motivo de numerosos reportes y gestiones sin resultado alguno a diferentes instancias.
La carta la encabezaba Mayra García, residente en ese inmueble, quien señalaba: «Por este edificio, en 40 años, han desfilado decenas de inspectores y funcionarios de todos los eslabones de la administración del Estado. Todos, sin excepción, miran, anotan en sus respectivas agendas, ponen caras de gravedad y se van. Pero nadie viene a ejecutar la solución del problema. ¿Habrá que lamentar una tragedia para que se solucione?».
Lamentablemente, Mayra vuelve a escribirme a la distancia de un año y cinco meses, y todo allí está igual; más bien, peor. Cuenta la lectora que a raíz de lo revelado por esta columna, «se personaron varios compañeros enviados por los administrativos de Aguas de La Habana, Vivienda, Poder Popular y, como siempre, se alarmaron, miraron, anotaron... y hasta ahí las clases, como dicen los muchachos».
El asunto, según la denunciante, es que «todos le echan las culpas o responsabilidades a los demás, y nadie resuelve el problema, que ya este año afecta el garaje, la cisterna, a punto de contaminarse, y apartamentos del primer piso. Aguas de La Habana que si Aguas Negras, Aguas Negras que si hay que romper y es responsabilidad de Comunales. Comunales que si la bomba de Paseo y Quinta no la echan a andar para que saque los residuales de esa zona... y nosotros en medio de ese caos», resalta Mayra.
En 2005, este redactor calificó aquel caso como «La fosa intocable». Y ese título aún mantiene vigencia. ¿Se habrá extraviado la solución entre las sucias aguas?
Pues, igualmente, permanece inalterable «el increíble rollo de los enrollados», así como califiqué el pasado 12 de octubre lo sufrido por Luis Dipotet, vecino de Ana Pegudo 209, reparto Capiro, en la ciudad de Santa Clara.
Entonces, aquí se contaba que, producto de fluctuaciones en el voltaje, en febrero de 2002 se les quemaron los enrollados a dos ventiladores de Dipotet, quien reclamó a la Organización Básica Eléctrica (OBE). Esta entidad certificó que era suya la responsabilidad, pero le comunicó al afectado que debía esperar, pues no había financiamiento para acometer el enrollado. Ellos le avisarían...
¿Esperar? Transcurrió un año y nada. Volvió Dipotet por allí y le repitieron lo del financiamiento. Ya entonces el cliente se dirigió a la Empresa Eléctrica provincial. Pasó otro año y nada. Retornó Dipotet a la OBE municipal y le dijeron que no había respuesta para él. De nuevo a la Empresa, y esta vez le informaron que habían contratado un nuevo proveedor para los enrollados, pero debía realizar su solicitud para ese trabajo desde la OBE. Y en esta le informaron que iban a revisar su expediente. En 2005 su caso pasó a la provincia y se recibieron los equipos, pero todo terminó en «mentiras y dilaciones».
Ya en enero de 2006, se deshicieron en promesas sobre la reposición de sus ventiladores. En marzo de 2006 le solicitaron un voto de confianza para solucionar el caso. Al mes le dijeron que ya había un contrato con DITA para la reparación, «lo cual resultó otra mentira». En mayo de 2006 contactó con la Unión Nacional Eléctrica, la cual se interesó en el caso. Pero ni así...
Y ahora Dipotet actualiza su affaire: a raíz de lo publicado en esta columna, en la Empresa Eléctrica de Villa Clara le prometieron una atención especial y rápida tramitación de autorizaciones y cheques para la reposición inmediata, además de que se le mantendría informado de los pormenores. «Otra mentira rotunda», sentencia el atribulado cliente.
Es triste, es imperdonable que alguien tenga que esperar cuatro años y todavía no le hagan justicia, solo más promesas y promesas. ¿Cuándo se ventilará el caso de Dipotet con aires de eficiencia?