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Crisis de pánico

Son cuadros caracterizados por la aparición brusca de una ansiedad intensa, de corta duración, que surge de forma inesperada.No hay edades específicas para su aparición, aunque son raras en la niñez y adolescencia, y más frecuentes en la adultez

Autor:

Juventud Rebelde

LA HABANA, diciembre 28.— Las crisis, ataques de pánico o ansiedad paroxística, como se les denomina indistintamente, son cuadros caracterizados por la aparición brusca de una ansiedad intensa, de corta duración, que surge de forma inesperada y sin relación con situaciones específicas desencadenantes.

Así lo refiere la jefa del Departamento Docente del Hospital "Doctor Salvador Allende", radicado en La Habana, la doctora Annia Duany Navarro, especialista de primer grado en Medicina General Integral, de primero y segundo grados en Psiquiatría y Profesora Auxiliar.

La experta afirma que después el propio temor de la persona a que en circunstancias similares reaparezcan los síntomas actúa en ocasiones como detonante.

Interrogada acerca de si esas crisis son una enfermedad en sí mismas o un síntoma de alguna dolencia. Precisa que pueden ser ambas cosas, pues cuando se repiten más de una al mes se denominan trastornos de pánico y se consideran una enfermedad.

Sus manifestaciones durante otros desarreglos mentales, como ocurre en algunas fobias (agorafobia o miedo a los lugares abiertos, a las multitudes, grandes establecimientos o medios de transporte), y en el trastorno de ansiedad generalizado, se consideran como un síntoma más de estas entidades.

Navarro especifica que las causas que desencadenan estas crisis, como en la mayoría de los trastornos mentales, no se conoce. Sin embargo, se invocan teorías  como «desórdenes bioquímicos a nivel cerebral», otras enfatizan en el efecto del estrés mantenido, en la personalidad, y, asimismo, la predisposición hereditaria.

Según la galena, no hay edades específicas para su aparición, aunque son raras en la niñez y adolescencia, y más frecuentes en la adultez. Con relación al  sexo se plantea que es más común en mujeres.

Las crisis ocurren cuando la persona está despierta. En cuanto a la frecuencia deben ocurrir más de una al mes. Se clasifican de graves cuando se reportan cuatro o más ataques semanales o al menos dos por semana. La duración es corta, desde segundos a no más de 10 minutos. Son muy intensas, de ahí el temor que producen en quien las padece y la sensación de una durabilidad mucho mayor, explica la también miembro del Grupo Nacional de esa disciplina.

Respecto a la posibilidad de predecirlas, dijo que no cuando constituyen una enfermedad, pero sí cuando acompañan a otros trastornos, como las fobias.

Comenta que la sintomatología es variada, constituida por inicio brusco, sensación de pérdida de control, miedo a enloquecer, a morir de pronto, deseo de escapar, huir, palpitaciones, taquicardia, temblores, dificultad para respirar (sensación de ahogo), dolores o malestares inespecíficos, opresión en el pecho, temores hipocondríacos. Pueden ser tan intensos que desorganizan la conducta de la persona, y generan depresión y aislamiento social.

Respecto a si los síntomas es posible confundirlos con los de un ataque cardíaco, señala que para un personal profesional no, pero sí para otras personas. Por ello es una causa frecuente de solicitud de evaluación por Cardiología o Medicina Interna.

Para auxiliar a estos pacientes durante la crisis, es imprescindible ofrecerles apoyo, comprensión y tranquilidad. Pero cuando con estas alternativas no desaparezcan o disminuyan los síntomas, deben ser valorados por un facultativo que determinará la conducta a seguir, recalca.

Indica que no hay procederes para establecer el diagnóstico de certeza. La mayor parte de las veces una buena historia clínica, es decir, correcta anamnesis (interrogatorio) y apropiado examen, acompañados o no de pruebas psicológicas, ayudarían para  arribar a este diagnóstico.

Las crisis de pánico tienen tratamiento específico, y van desde el uso de la psicoterapia en sus diversas variantes, el de la Medicina Natural y Tradicional, hasta el empleo de psicofármacos. Recalcó que los síntomas se controlan con el tratamiento, y pueden pasar grandes periodos de tiempo asintomáticos, enfatiza.

Agrega que la prevención siempre es posible y en este caso estaría dirigida a fomentar estilos de vida saludables que incluyen una dieta adecuada, manejar correctamente las situaciones estresantes y disfrutar de periodos de recreación.

Tomado de Granma

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