La fascinación del microbiólogo Pedro Ynterian con los chimpancés data de 1999, cuando salvó a un chimpancé bebé de un circo. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:00 pm
Un biólogo brasileño pelea en la corte para otorgar derechos a los animales y liberarlos para tratarlos por el trauma recibido durante su vida circense.
La fascinación del microbiólogo Pedro Ynterian con los chimpancés data de 1999, cuando salvó a un chimpancé bebé de un circo.
En la medida en que el simio, Guga, crecía, Ynterian se dio cuenta de que no era práctico criarlo en un departamento, por lo que lo llevó a la hacienda de su familia en Sorocaba, a 96,5 kilómetros al oeste de Sao Paulo.
Ahora, 11 años más tarde, el brasileño nacido en Cuba se ha convertido en presidente del Proyecto Gran Simio Internacional (GAP, por su sigla en inglés) y ha convertido la hacienda de 10 hectáreas de su familia en hogar de 50 chimpancés rescatados de circos y zoológicos.
Los animales llegan afectados. Algunos fueron forzados a beber alcohol para entretener a los humanos, a algunos se les ha destruido deliberadamente la dentadura y a otros incluso se les ha dejado ciegos para mantenerlos tranquilos.
A veces bromeo diciendo que este lugar no es un santuario, sino un hospital mental porque estoy lidiando con criaturas locas, criaturas que fueron traumatizadas en zoológicos tras años de exposición pública, dijo Ynterian a Reuters Television.
Es necesario tener una combinación de refugio para recibir (a los simios) junto con trabajo político y educacional en los medios de modo que la sociedad tome conciencia de que no podemos seguir dañando a estos animales, sostuvo.
El Proyecto Gran Simio fue fundado en 1994 en Estados Unidos como una organización internacional para luchar por los derechos de grandes primates no humanos, como chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes.
La misión provocó un controvertido debate respecto a si aquellos derechos fundamentales deberían o no ser extendidos a no humanos.
Ynterian comenzó el proyecto GAP Brasil en el 2000 cuando estableció en refugio de Sorocaba, tras lo cual su ejemplo fue seguido por otras tres familias brasileñas que abrieron asilos similares.
Actualmente, el proyecto GAP Brasil es el centro de operaciones del proyecto GAP internacional.