El vallista norteamericano Forest Smithson corrió con una Biblia en la mano, en protesta porque su evento se programó para un domingo. Autor: Archivo de JR Publicado: 18/04/2024 | 08:17 pm
La urbe inglesa asumió esta edición en reemplazo de Roma, Italia, que se resarcía por entonces de los daños causados por el volcán Vesubio. Los juegos terminaron seis meses y cuatro días después de su apertura, los más prolongados de la historia.
Una curiosidad: el equipo ruso de tiro llegó a la sede con 12 días de retraso, porque su país usaba el calendario juliano, mientras el resto del mundo empleaba el gregoriano. Un total de 2008 atletas (1971 hombres y 37 mujeres) de 22 naciones compitieron en 22 deportes, entre ellos el fútbol, que se estrenó como deporte olímpico.
Por primera vez los atletas desfilaron detrás de sus banderas nacionales y se efectuó el primer Juramento Olímpico, a la usanza de los antiguos griegos. En la cita inglesa no hubo participación latinoamericana. Si de novedades se trata, un garrochista exhibió una: saltó con una pértiga de bambú. La estrella de los juegos fue el norteamericano de 35 años Ray Ewery, apodado «El hombre goma», quien, en su tercera cita, ganó sus títulos ocho y nueve en eventos de salto.
El hecho más dramático lo protagonizó la descalificación del italiano Dorando Pietri, quien, luego de liderar casi toda la maratón, y cuando estaba a pocos metros de la meta, se desvaneció y fue ayudado a incorporarse por los jueces y los periodistas. Por cierto, en Londres este evento fijó definitivamente su distancia en 42 kilómetros y 195 metros para complacer a la Reina Alejandra, empeñada en que la salida se realizara desde el Palacio Real de Windsor para que sus nietos la pudieran ver en directo. Hubo polémica con el arbitraje, pues todos los oficiales eran ingleses.
El vallista norteamericano Forest Smithson, estudiante de Teología, compitió con una biblia en la mano, en protesta porque su evento se corrió un domingo. En Londres se nadó en una piscina, lo cual provocó una lluvia de récords. El Reino Unido encabezó el medallero, con 146 preseas, distante de Estados Unidos, que fue segundo con solo 47 medallas. En la clausura, Pierre de Coubertin, presidente del Comité Olímpico Internacional, expresó su famosa frase: «Lo más importante no es ganar, sino competir».