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Triplistas discutirán preseas

Un nudo en la garganta tuvimos quienes seguimos en la tarde de este sábado —noche de Budapest— la fase clasificatoria del triple salto del Mundial con sede en esa ciudad de Hungría

Autor:

Eduardo Grenier Rodríguez

Un nudo en la garganta tuvimos durante unos cuantos minutos quienes seguimos en la tarde de este sábado —noche de Budapest— la fase clasificatoria del triple salto del Mundial con sede en esa ciudad de Hungría, que arrancó precisamente sus acciones y ya dejó unos cuantos brochazos de dramatismo y espectacularidad. Lázaro Martínez, una de las mayores esperanzas de medallas de la Isla en la lid, salió de la arena después de sus dos primeros intentos con par de saltos de 16,65 metros (m) y 16,50 m que pusieron a sudar frío a todos los amantes del campo y pista.

Sin embargo, el monarca del orbe en la edición bajo techo de Belgrado 2022 sacó lo mejor de su espíritu competitivo y en la última oportunidad de incluir su nombre entre los participantes de la final, llegó hasta los 17,12 m, para respirar él y todos sus seguidores con la tranquilidad que motiva poder verle en la etapa definitoria. Allí estará acompañado por su compatriota Cristian Nápoles, quien con 16,95 m, igualmente en su tercer brinco, concluyó con la quinta mejor marca la jornada de acceso a la discusión de preseas.

La marca mínima exigida por los organizadores en esta oportunidad era de 17,15 m y aunque ninguno de los dos antillanos consiguió batirla, Martínez ancló tercero y ambos parten con opciones, en caso de acercarse a sus mejores registros en la fase de los 12 mejores, de subir al podio de premiaciones. En esta prueba, el jamaicano Jaydon Hibbert, un jovencito de apenas 18 años de edad, llegó hasta un extraordinario 17,70 y demostró, primero, que quiere llevarse el oro de Budapest; segundo, que cuenta con las condiciones físicas para ser una leyenda del triple en un futuro no muy lejano.

Cuba concluyó la jornada inaugural, como suele decirse, con una de cal y otra de arena, pues ni el martillista Ronald Mencía ni el discóbolo Mario Díaz pudieron acercarse siquiera a sus mejores marcas y quedaron bien lejos de al menos poder pugnar por esa posibilidad.

Mencía envió el implemento hasta los 71,72 m, para un lugar 26 entre todos los contendientes y unos cuantos metros por debajo de emular sus registros más sobresalientes, mientras Díaz concluyó más rezagado aún, en el escalón 33, con 58,03 m en una modalidad que exigía 66,50 m como mínimo para asistir a la final o, como vía alternativa, quedar entre los 12 primeros.

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