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Mufa

Este término coloquial argentino es proveniente de una palabra lunfarda, que en otros sitios es conocida como gafe o sapo

Autor:

Enio Echezábal Acosta

Pocos ambientes están rodeados de tanta superstición como el deportivo. La mística de este mundo, en donde perder es mucho más común que salir airoso (cualquier parecido con la vida no es pura coincidencia), hace que tanto atletas como entrenadores, hinchas y hasta los utileros de cada equipo, creen o compartan todo tipo de rituales con tal de garantizarse un poco de paz mental antes de algún partido clave.

En el caso particular del fútbol hay muchas cábalas que supuestamente influyen en el desenlace de un encuentro. Aquella de nunca tocar la copa antes del partido es de las más conocidas, pero también hay quien pega tres saltitos en un pie al entrar al campo, otros que tienen fijación con algún objeto personal o contra algún color específico. Lev Yashin, mítico portero soviético ganador del Balón de Oro en 1963, fumaba un cigarro y bebía vodka antes de cada choque, según él para calmar sus nervios y calentar los músculos, justo en ese orden.

Sin embargo, existe un término muy asociado a la suerte que, una vez entrados en los octavos de final de una Copa Mundial se convierte en algo de peso. La mufa, término coloquial oriundo de Argentina, es el terror del futbolero.

Este término coloquial argentino es proveniente de una palabra lunfarda, que en otros sitios es conocida como gafe o sapo (sapería) y sirve para describir a esas personas que han sido maldecidas con la (in)capacidad de cambiar totalmente el sentido de un encuentro con solo atreverse a vaticinar su resultado.

Un mufero te pone patas arriba el Mundial desde el día uno. Cuando le da por frotar su turbia bola de cristal, esta gente puede provocar que dos o tres favoritos «resbalen» en su debut y que hasta se lesione algún jugador importante. El poder de estos personajes es tal, que incluso los hay capaces de conseguir que planteles «grandes» se marchen a casa en la misma fase de grupos, o que directamente ni clasifiquen al gran torneo.

Eso sí, una cosa caracteriza el acto de mufar: nunca jamás funciona si la predicción no viene de lo más profundo del alma. Cuando un mufero (o mufera) dice: «qué bueno es fulano» y luego ese jugador falla un penal clave o hace una mala salida en un córner y termina comiéndose un gol olímpico, en el proceso no han intervenido segundas intenciones. Las valoraciones que ellos dan son sinceras e incluso a veces provienen de un análisis que, si no fuera por el resultado posterior, parecerían bastante lógicos.

Ahora bien… ¿con la mufa se nace o es algo que se coge por el camino, como un catarro? A diferencia de la licantropía o el vampirismo, científicamente (o no), aún se desconoce cómo alguien puede «infectarse» con algo así. Hay quien, desde la cuna, ya con un lloro o una graciosa sonrisa te rompía el refrigerador o te mandaba al baño con unas diarreas bíblicas. Luego, hay otros casos de sujetos que siempre tuvieron buena «puntería», hasta que el karma, la mecánica cuántica o algún bururú-barará (como el de Miguel) los convirtió en unos «salaos» de alto ranking.

Sea como sea, a la mufa no hay que tenerle miedo. Lo que hay es que conocerla y tenerla a raya. Por ejemplo, si uno sabe que la persona en cuestión le va a Brasil/Alemania, o es fan de Neymar, Messi o Mbappé, hay que impedirle que mencione tales nombres, lo mismo en discurso oral que escrito. 

Usualmente, el mufero va por ahí repartiendo mala suerte como quien regala flores en primavera. Sin embargo, la bibliografía especializada refiere la existencia de casos en que estos «pacientes» han asumido su problema y han llegado a erradicarlo. La clave es la siguiente: mantener para sí mismos sus ideas y predicciones, y solo revelarlas una vez terminado el juego en cuestión. Según se dice, este método puede anular la mufa y, si se practica lo suficiente, con el tiempo puede hasta curarla y convertir al «maldito» en la antítesis del pájaro de mal agüero.

Resultados del sábado

Países Bajos 3-Estados Unidos 1 (Memphis Depay 10’, Daley Blind 45+1’, Denzel Dumfries 81’ / Haji Wright 76’) Argentina 2-Australia 1 (Lionel Messi 35’, Julián Álvarez 57’/ Enzo Fernández 77’PP)

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