Rafael «Macho» Madrigal fue una de las grandes figuras ticas que compitió contra el club cubano. Foto tomada del Diario Extra Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/10/2021 | 09:52 pm
La Primera gira en la historia de un club cubano de fútbol por el extranjero la realizó en junio de 1925 el Fortuna Sporting Club, equipo que en ese año había salido campeón del torneo habanero de la Federación Occidental de Fútbol Amateur (FOFA) y viajó a Costa Rica para topar con dos selecciones locales.
El principal impulsor de aquella idea fue un gran conocedor y admirador del balompié que se jugaba en nuestro Archipiélago por esos años, el empresario tico Rafael N. Delcore, quien contó con la colaboración de la Junta de Cultura Física y la Liga Nacional Costarricense.
Los jugadores del Fortuna SC llegaron a tierra centroamericana a finales de junio de 1925 y fueron recibidos con grandes expectativas por la prensa local, que sabía del nivel atlético de combinado habanero, dirigido por Desiderio Fajardo, ex Atlético de Madrid que se había convertido años antes en el primer internacional español en jugar en la Mayor de las Antillas.
La plantilla fortunense contaba con 16 atletas, de los cuales solo el arquero Enrique Fernández Parajón, futuro presidente de la Asociación de Fútbol de Cuba, era oriundo del Archipiélago.
El grupo estaba formado también por varios españoles, encabezados por el célebre Cosme Vázquez, quien jugara con Celta de Vigo, Real Madrid y Atlético. Junto a él, también fueron incluidos Guillermo «Kilómetro» Pérez (el otro portero), Carlos Díaz, Conrado González, José Lluhí, Norberto Paz, José Castillo, Luciano Mosquera, Benito Miró, Ángel López y los hermanos Luis y Emilio Borrazás.
Completaban el plantel un trío de húngaros: Istvan «Pipa» Lochner, Karoly Weis y Karoly Katser, quien después de 1959 se convertiría en un histórico del fútbol cubano, pues fue él quien logró traer a finales del 1961 al club Újpest Football Club, por entonces llamado Újpest Dózsa.
Por su parte, los anfitriones prepararon dos selecciones con la idea de darles oportunidad a más jugadores. Un representativo se denominó como Provincial y estaba compuesto por hombres de Liga Deportiva Alajuelense, Club Sport Herediano y Club Sport Cartaginés, mientra que por otro lado estuvo la escuadra Josefina, compuesta exclusivamente por atletas del Club Sport Libertad, la Sociedad Gimnástica Española y el Club Sport Guadalupe, todos con sede en San José, capital del país.
El primero de los tres partidos pactados y contratados inicialmente para realizarse en el Estadio Nacional de La Sabana, se desarrolló el 28 de junio de 1925 y terminó con triunfo del Fortuna (2-1) contra la selección Provincial. Los dos goles «cubanos» de la jornada fueron a la cuenta Karoly Katser, a la vez que Eladio Rosabal anotaba por los de casa. El resultado causó gran impresión en los medios locales y dio la medida de la calidad del fútbol amateur cubano.
La segunda parte del duelo sucedió el 4 de julio y entonces fue el turno para probar de qué estaban hechos los de San José, quienes contaban en sus filas con el gran Rafael «Macho» Madrigal. Aquel fue un choque cerrado que concluyó con empate a tres tantos. Por los antillanos marcó doblete Cosme Vázquez y el restante lo hizo José Castillo, mientras que Madrigal también sumó dos para los ticos y su compañero Gastón Michaud fue autor del restante.
Decididos a empatar el resultado general de la serie, los locales volvieron a mandar a la selección Josefina al campo, aunque de poco les sirvió, pues el Fortuna ganó nuevamente, esa vez por pizarra de 2-0, gracias a dianas de Cosme Vázquez y Ángel López.
No obstante, con el orgullo herido, los ticos contrataron un cuarto duelo en un intento por equiparar aquella «batalla» amistosa. El cuarto enfrentamiento se jugó el 18 de julio y ese día los fortunenses se midieron a un elenco mixto, aunque esto tampoco surtió gran efecto en su contra y volvieron a imponerse (2-0) con perforaciones de José Castillo y Karoly Katser.
La victoria en este tope, que ya se había decretado a la altura del tercer juego, le permitió al Fortuna hacerse con la Copa Roberts, primer trofeo internacional que obtuvo un equipo cubano en todos los tiempos y un importantísimo aval para el balompié del país en esos tiempos.