Bill Ryan ha entregado bates Cubacan en varios estadios cubanos Autor: Reynaldo Cruz Publicado: 24/05/2021 | 01:27 pm
Las pelotas que picaron en zona buena o no, las que sobrepasaron cercas y se embarraron de arcilla y arena, desde septiembre último, hallaron en los bates Cubacan la confabulación perfecta. Entre los maderos empuñados en la Serie Nacional 60 volvieron a decir presentes los enviados desde Canadá por Bill Ryan.
Ryan, quien ostenta la Medalla de la Amistad que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba, pudo haberse conformado luego del regreso de los Cinco Héroes (2014) a nuestro país, causa a la que tanto contribuyó; sin embargo, además de continuar rechazando políticas como el Bloqueo, transformó un hobby en propósito solidario al que afición y peloteros cubanos le tienen alta estima.
Al sudeste de Ottawa, en un área rural de Ontario, se empezó a tejer esta historia cuando 16 años atrás el entonces vendedor de autos elaboró sus primeros bates: «Fabriqué cinco para niños, con miras a traerlos en nuestro primer viaje a Cuba (junto a su esposa Nora). Dos años después, hice mi primer bate trofeo para un amigo que conocimos en Cayo Largo, Jorge Luis Cornelio, que trabaja en el Hotel Pelícano, y fue receptor en Pinar del Río e inclusive jugó con Juan Castro. Hice otro y se lo di a Ricardo Alarcón cuando visitó Canadá; eso ocurrió en marzo de 2009, fue en dicha fecha que supimos sobre Los Cinco».
Le sugirieron luego que creara uno para cada familia de Los Cinco, dado el interés que le despertó la injusticia en marcha en prisiones estadounidenses.
«En diciembre de 2009, entregamos los bates en La Habana y conocimos a algunos familiares, incluyendo a Adriana Pérez, esposa de Gerardo Hernández Nordelo. Fue ahí que hablé por vez primera con Gerardo desde el teléfono de ella. Posteriormente, intercambiamos varias cartas y me pidió que hiciera un bate trofeo para su equipo, Industriales, que acababa de ganar la Serie Nacional (en su versión 49). También me recomendaron que elaborara uno para Pedro Medina. Durante muchos años, les hemos obsequiado bates a muchas personas de importante pasado o presente del béisbol en Cuba», se deja leer en las respuestas del cuestionario que contestó cortésmente, vía digital.
***
Aquello fue tomando fuerza y llegó el momento en que suministró bates para las prácticas de Industriales: «Admito que al inicio no eran de mucha calidad, pero luego de intercambiar con peloteros a través de Adriana, y visitar una fábrica de bates, comenzaron a mejorar. Eventualmente, los jugadores empezaron a usarlos en la Serie y decían que eran muy buenos. Creo que el hecho de que vinieran de parte de Gerardo los hacía especiales».
El sexagenario canadiense, durante la última década, ha tratado de aprender todo lo que puede sobre fabricación de maderos, «comenzando por cortar árboles, aserrar sus troncos, secar la madera y finalmente fabricarlos. Como todo en la vida, sigo aprendiendo hablando con todos los entendidos».
No jugó béisbol en su infancia, pero casi que sí después, porque sus hijos lo practicaron muy jóvenes. Y a eso hay que sumarle su amor por las bolas y los strikes, remontado al período de intervención en Grandes Ligas de los Montreal Expos.
Su madera preferida para darles forma a los implementos es la del arce duro canadiense. «La mayoría de los jugadores consideran que los bates fabricados a partir de este son más fuertes y la pelota viaja más lejos. Esos árboles crecen en nuestra área, lo que me permite comprar troncos. Se cortan en invierno, los asierro en primavera y pongo a secar en mi horno. Se requieren unos tres meses en el horno para secar la madera. Una vez secos, los llevo a mi taller, que es mi casa. Hay varios pasos en el proceso, que toma dos horas por bate. Eso incluye desde preparar la madera hasta las dos capas de acabado».
***
Le es muy grato cada vez que la selección cubana, en competiciones internacionales, acude a los Cubacan, y en los Juegos Panamericanos Toronto-2015 y las incursiones en la Liga Can-Am la alegría se expandió, porque se emplearon en su patria. Gratos recuerdos guarda de los premios concedidos en el III Torneo de Retadores en 2013, organizado en otra ciudad norteña, Prince George, y al que asistieron los Tigres de Ciego de Ávila, dado que la totalidad de estos consistió en bates suyos.
La felicidad continúa con cada batazo cubano-canadiense en Series Nacionales: «Cubacan 6060 envió 736 bates a la Isla entre septiembre de 2020 y febrero de 2021. Esperaba recaudar suficiente dinero para enviar 200 bates (en par de meses de trabajo). Mas trabajé a tiempo completo de agosto a febrero. Decidimos ayudar de esa manera a la Serie 60. Integrantes de la Red Canadiense de Solidaridad asumieron la parte más difícil: conseguir dinero para cubrir costos. Realizaron un trabajo excelente y recaudaron más de 33000 dólares».
Cubacan Kids es uno de sus últimos propósitos. En 2018, Nora y su esposo disfrutaban una semana de descanso en Puerto Esperanza (Pinar del Río) y vieron unos niños jugando pelota: «Resolvimos conseguir implementos y mandarlos a Cuba. En noviembre de 2019, embarcamos dos toneladas y media de estos, incluyendo 836 bates de aluminio y más de 1500 uniformes. Este ha sido, probablemente, uno de los proyectos que más satisfacción me ha dado. Si bien pretendíamos continuarlo en 2020, la pandemia ha puesto planes en espera. Tal vez, el año que viene le demos seguimiento».
Divulgadas fechas y sedes de los preolímpicos de béisbol, de los que espera que Cuba salga clasificada, agrega: «Cubacan 2020 representa nuestra esperanza de que el equipo lleve bates del proyecto a los Juegos Olímpicos en Japón».
En compañía de Nora, a quien Gerardo Hernández llama cordialmente «Gerente de Control de Calidad», toma asiento frente al televisor, «cazando» el logotipo Cubacan en algún swing: «Lo que hacemos es por los amigos. Cientos de cubanos que hemos conocido y millones más que aún nos faltan por conocer».