Habrá que hacer muchas mejoras para regresar a la élite de Concacaf y del mundo. Autor: Rodrigo Navarro Publicado: 04/05/2021 | 09:04 pm
Lo que muchos no imaginaron de antemano, sucedió este martes en Ciudad Guatemala, cuando el equipo nacional de fútbol sala de Cuba cayó con marcador de 1-2 en su segunda presentación del campeonato de Concacaf y vio cómo se desvanecían sus esperanzas de ir a la Copa del Mundo.
Ya el lunes la derrota de 1-4 ante Nicaragua había mostrado las falencias de la escuadra que dirige Clemente Reinoso. Ante los nicas se notó la falta de conexión entre los jugadores, los serios problemas para defender con eficacia y además una casi inexistente capacidad goleadora que lastró el rendimiento de los nuestros.
Un día más tarde, ante El Salvador, se repitió el guion. Los de la Isla salieron marcados por el doloroso descalabro del debut y poco o nada lograron hacer para vencer a un elenco que, hablando francamente, en otra época más gloriosa hubiera terminado apabullado por el representativo nacional.
Primero vino el gol centroamericano y luego el empate transitorio para los cubanos, quienes tuvieron en el arquero Ariel Pérez a su mejor jugador sobre la cancha. El portero capitalino detuvo varias oportunidades manifiestas de gol y realmente en la diana definitiva hizo lo mejor que pudo, con todo y que no fuera suficiente.
Después de estos resultados, al plantel de la Mayor de las Antillas le queda disputar el tercer partido de la fase de grupos dentro del apartado D, contra su similar de Estados Unidos, que en la primera fecha había empatado a uno ante los salvadoreños y al cierre de esta edición se medía a los nicas.
Tras la debacle sucedida en territorio chapín, será inminente replantear y reajustar prácticamente todo lo referente a la selección de futsal. Queda claro que no solo faltó chispa, sino magia en el rendimiento de este elenco, razón por la cual habría que optar por la alternativa (que ya usó el once) de llamar a algunos atletas que se desempeñan fuera del país, así como captar y aprovechar a unos cuantos «jugones» que aún tenemos de este lado.
A la vez, si la intención es mejorar la «química» del equipo, sería prudente organizar un torneo doméstico que dé a los muchachos un nivel competitivo más alto, con lo cual se evitarían, al menos, el quedar tan mal parados a nivel de área y de paso tal vez aspirarían a un regreso merecido al máximo nivel de esta disciplina en el orbe.
De cualquier manera, está clarísimo que el fútbol sala de Cuba se halla muy lejos de sus mejores tiempos. Ya no somos los reyes del Norte, Centroamérica y el Caribe, así que, visto lo visto, toca trabajar mucho y de forma extremadamente seria para regresar al puesto que una vez nos ganamos.