Sanlay entrena para el campeonato nacional que tendrá lugar en marzo. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 01/02/2020 | 10:03 pm
Nadie en Caibarién pone en duda que la joven lugareña Sanlay Castro de la Cruz, es la mejor velera de Villa Clara en su especialidad del láser radial femenino. Su actual estatus de campeona nacional así lo corrobora.
La navegante villaclareña asegura que su destino estuvo marcado desde que, 25 años atrás, la vida la hiciera nacer en un pueblo de pescadores donde prácticamente es una obligación saber del mar, o vincularse a él.
«Vivo muy cerca de la playa, quizá fue esa una de las razones que me llevó a las velas cuando tenía nueve años, aunque reconozco que otra de las causas fueron mi espíritu competitivo y esas ansias de luchar y ganar siempre; además, de niña era muy intranquila y mi mamá buscó la forma de canalizar esa ansiedad con este deporte que ahora me apasiona», alegó la muchacha en diálogo exclusivo con JR.
Solo cinco años después de ese primer acercamiento a las velas Sanlay llegó al equipo nacional de la disciplina, y aunque asegura que en un principio fue difícil adaptarse al cambio de provincia, de amigos, de rutina, lo más complejo para ella fue enfrentar la convivencia con otras atletas y entender que en esta disciplina dependes de ti en el agua, pero llegas a formar una nueva familia en tierra.
«Dentro de la escuela somos cinco veleras compartiendo el mismo espacio, una de ellas, Laura Suárez, es una de mis rivales porque practicamos la misma modalidad; sin embargo, entre nosotras todo fluye porque con el paso del tiempo se aprende que no se trata de ver al otro como enemigo, sino de superarte a ti misma y que todo dependa de ti, no de lo que los otros hagan», argumentó.
La joven caibarienense no solo ha hecho crecer su palmarés con actuaciones en los eventos regionales, pues también ha representado a la Isla grande en diversos torneos foráneos, incluyendo competencias de alto nivel como las Olimpiadas juveniles de Singapur en 2010, los Juegos Panamericanos de Toronto en 2015 y los Centroamericanos de Barranquilla en 2018, donde los resultados hablan muy bien de la calidad de Castro de la Cruz aun cuando no llegó a alcanzar el podio.
«Las oportunidades de mejorar nuestros resultados competitivos son escasas porque hay muy poco fogueo, por ejemplo, solamente hay una competencia nacional al año y ya por lo menos en 2020 perdimos la ocasión de clasificarnos a las Olimpiadas de Tokio porque el eliminatorio fue en enero en Estados Unidos y no pudimos ir, a pesar de todos los esfuerzos que se hicieron desde Cuba para obtener las visas», subrayó.
Fuera del agua, más allá del bote que la acompaña en cada sesión de entrenamiento, la velera cubana nos sorprende con la noticia de que está recién graduada de Derecho, una carrera que tiene muy poco que ver con su deporte pero que igualmente la «atrapó».
«Hay una rama del Derecho, que es el marítimo, que se asemeja un tanto a lo que hago ahora, pero en realidad no me gusta mucho. Yo más bien veo la abogacía como un plan B, algo que tendré en cuenta cuando ya no pueda o no quiera navegar más, de lo que sí estoy segura es de que no quisiera dedicarme a ser entrenadora. Pienso que para eso ante todo hay que tener una vocación que no poseo», dijo.
Quien la ve, con su rostro de joven sencilla y hablar pausado y locuaz, se tropieza además con el auténtico sello jaranero del cubano, cuando ante nuestra pregunta sobre cómo se emplea el tiempo libre dentro del Centro Nacional de Vela, responde:
«A nosotras nos gusta escuchar música en el cuarto, salir a caminar La Habana, pero hay que tener en cuenta las sesiones de entrenamiento que no nos dejan mucho tiempo, porque nuestra rutina es muy variable.
Nosotras dependemos en gran medida de las condiciones climatológicas, por ejemplo, en ocasiones por la mañana el mar está como un plato y así es imposible navegar, pero en la tarde se pone el oleaje duro y hay que aprovecharlo. Lo que sí les puedo asegurar es que somos fan número uno del Doctor José Rubiera y su parte meteorológico», comentó.