Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Raúl Vázquez, la Locomotora de Colón

Tiene 72 años y recorre 150 kilómetros en bicicleta con la facilidad con que camina un niño la distancia entre su hogar y la escuela

Autor:

EDUARDO GRENIER

Recorre 150 kilómetros en bicicleta con la facilidad con que camina un niño la distancia entre su hogar y la escuela. Tiene 72 años. Raúl Vázquez recuerda con asombrosa certeza aquellos tiempos en que la caravana multicolor atraía a cientos de personas en las vueltas a Cuba y él luchaba por la corona junto a otros grandísimos ciclistas. Evoca hechos y compañeros y en sus ojos enjuga las lágrimas. «Es que cuando uno llega a viejo se pone sentimental», confiesa como si quisiera justificar su     reacción, como si emocionarse con aquello que uno ama constituyera delito.

Cuentan que en una competencia por equipos, pedaleando con la casaca de Matanzas, iban tan agotados los compañeros de Raúl, que uno de ellos se enganchó de su asiento. Entonces debió halar con fuerza doble para arribar a la meta. Y lo hizo sin fatigas, tirando de los suyos como máquina que arrastra los vagones de un tren. Por entonces era uno de los mejores ciclistas del país y asumió su sobrenombre, la Locomotora, nacido del ingenio del periodista Elio Menéndez, quien supo definir con acierto lo visto en aquel momento.

Y precisamente con el cartel sibilino de Locomotora anduvo por las carreteras de Cuba y otras muchas más allá, como en la carrera de la amistad Berlín-Praga-Varsovia, donde con los huesos congelados por el frío insoportable de Europa, estuvo a punto de abandonar por primera vez en su vida. «Apreté los dientes y seguí. En los últimos kilómetros, recuerdo, mi entrenador Luis Gaínza me dijo que ya podía parar, que los líderes habían llegado a la meta. Era tanto el grado de congelación que tenía, que caí totalmente de lado aún montado en la bicicleta. Pero renunciar, que va, eso iría contra mi ética y la de los ciclistas cubanos».

Ganó una vuelta en los tiempos gloriosos del clásico, cuando el sueño de Reinaldo Paseiro había alcanzado su grado de esplendor. Derrotó y vio pedalear a Aldo «el Búfalo» Arencibia, a Sergio «Pipián» Martínez... Luchó contra la fuerza de campeones mundiales y dejó junto al resto de los cubanos en la estacada las opciones de respetados ciclistas soviéticos, mexicanos, venezolanos y colombianos.

Hoy anhela el color de la vuelta, los vítores y la voluntad de aquellos capaces de sortear cualquier obstáculo con tal de llegar a la meta. A veces, mientras conversa, imagina que está montado encima de su bicicleta y por su lado corren los paisajes más conocidos de Cuba, y los menos, porque la caravana llegaba a donde no llegaba nadie.

Mira al vacío y parece que está subiendo la Gran Piedra parado en biela, o andando con sumo cuidado por la Curva del Muerto, de Topes de Collantes. «Había que tenerlos bien puestos para correr algunas partes de la vuelta». Y sí, Raúl Vázquez, la Locomotora de Colón, todavía tiene el coraje de andar 150 kilómetros a sus 72 años. Los grandes, parece, no ceden en su empeño de buscar la eternidad. 

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