Lázaro Blanco llegó a cien éxitos en series nacionales, un número que lo lleva a agradecer a muchas personas especiales y recordar el largo camino recorrido, no exento de obstáculos Autor: Juan Moreno Publicado: 09/10/2019 | 08:27 am
BAYAMO, Granma.— Tuvieron que pasar 14 años desde aquella primera victoria, ante Metropolitanos, lograda en la capital cubana, el 12 de marzo de 2005. En todo ese tiempo no faltaron contratiempos familiares, incrédulos que le aconsejaron «dedicarse a otra cosa» o personas que no le tuvieron confianza.
Sin embargo, Lázaro Blanco Matos se enfocó en entrenar cada día más duro hasta que empezó a crecer, al punto de llegar a ser hoy uno de los mejores lanzadores de Cuba. Por eso, el domingo 6 de octubre, unos instantes después de alcanzar su triunfo número cien en series nacionales, se le hizo un nudo en la garganta al recordar a sus primeros entrenadores, a sus padres —que tanto lo encaminaron en la vida— sus hijos y a «seres queridos que he perdido».
Con ese éxito —lechada de 5-0 en siete entradas ante Ciego de Ávila— liberó tensiones, lógicas en cualquier atleta que busca números redondos, y recibió una lluvia de aplausos de los aficionados, que casi llenan el estadio bayamés Mártires de Barbados.
«Tenía un poco de ansiedad, pero desde el calentamiento mis entrenadores de pitcheo, Luis Ernesto (González) y Ciro Silvino (Licea) me dijeron que me enfocara en sacar outs, que la victoria iba a venir como quiera y así sucedió. Estoy súper contento, soy el cuarto granmense en llegar a cien ganados —antes lo lograron Ernesto Guevara Ramos (133), el propio Ciro (208) y Misael López (148)— y eso me llena de orgullo», dijo emocionado.
Lázaro habló con sinceridad de sus inicios inciertos y de la ocasión en que quedó excluido de un equipo Granma, que lo hizo esforzarse al doble. «Debo reconocer que mis primeros siete años no fueron buenos, hasta me dejaron fuera en la Serie Nacional 51, me dolió tremendamente esa exclusión, pero regresé con más motivaciones», comentó cerca del dogaut de home club este hijo del municipio Yara, nacido el 23 de febrero de 1986.
«Tenía 21 victorias y 33 derrotas hasta la Serie 52. Debo agradecer mucho a Víctor Mesa, que entonces me pidió de refuerzo de Matanzas. Lo hizo en dos ocasiones y con él aprendí varios aspectos del pitcheo. Siempre me recalcó que podía ser un gran lanzador y después de eso vino el cambio», reconoció Blanco, quien vistió la franela nacional por primera vez en 2015.
«A otro que agradezco mucho es al profesor José Manuel Cortina. Cuando vino por acá por Granma me dijo: “Tú vas a ser grande, porque tienes las cualidades, entrenas fuerte y todo el que entrena tiene que triunfar”. Me dio consejos y en las últimas cinco temporadas he estado en los primeros departamentos del pitcheo en Cuba», expresó.
El número 79 de los Alazanes, quien ganó su cuarto partido de la temporada —con igual número de derrotas—, confesó que comenzó muy cansado el torneo, por toda la carga anterior con el equipo nacional, al extremo que «se me engarrotaban los pies y las manos cuando lanzaba, pensé que no podría recuperarme, pero con un entrenamiento especial de Luis Ernesto González fui mejorando y en mis últimas tres salidas he estado por encima de 90 millas por hora».
«No puedo dejar de mencionar a Carlos Martí porque me comentó que era normal que los atletas de alto rendimiento tuvieran descensos y me aseguró que iba a volver por el camino de la victoria. Tenía razón; él, mis compañeros de equipo y el pueblo que me da tantas muestras de cariño han sido fundamentales en esta victoria cien».
Pese a ese laurel, Blanco está un poco inquieto porque todavía no sabe si podrá subir a la lomita el 13 de octubre, fijado como el primer día del duelo por los comodines. «Se ha dicho que a partir del 12 se concentrará la preselección nacional, pero yo espero que se nos deje jugar en esos partidos. Sería una pena para Granma y para el espectáculo que ni Roel Santos ni yo estemos. Igual deben pensar el resto de los atletas de otros equipos», refirió.