Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Las emergencias del fútbol cubano

El reciente desastre de la Copa Oro saca a relucir de nuevo el mal estado del balompié cubano

Autor:

Enio Echezábal Acosta

La Copa Oro terminó para la selección de Cuba, y lo peor es que la noticia no suena tan mal como parece. Tras tres choques, en los cuales los nuestros no lograron anotar, y sí recibieron un total combinado de 17 goles, tal vez lo más sano que pudo suceder es que la angustia terminara de una vez.

En muchísimas ocasiones, justo después de un fracaso deportivo, hemos tenido que escuchar frases que hablan sobre «mirarnos por dentro, analizarnos…», y no es que esté en contra de hacerlo, pero pasa que tras años de papelones ya empiezo a pensar que tanto paliativo no ayuda. Hay que operar.

Primero que todo, habría que extirpar de nuestro fútbol todos los pensamientos que consideran que estamos bien con lo que tenemos, porque la verdad es que nos encontramos en el otro extremo de esa mesa. Hace falta «formatear» no solo la concepción de nuestra identidad deportiva, sino la infraestructura, que de momento está fallando en prácticamente todos los sentidos.

Es también imprescindible poner en manos de los más adecuados las responsabilidades de guiar y dirigir el proceso de cambio. Alguien con buenas intenciones y poco conocimiento del asunto terminaría haciendo más daño, por muy difícil que resulte imaginarlo a estas alturas.

Importante es igualmente revisar la gestión que se está haciendo de los recursos que otorga la FIFA y de la planificación del calendario de los equipos nacionales en diferentes categorías. Es casi seguro que podríamos hacer un mejor uso de lo que tenemos a mano, y por otro lado lograr que la palabra «fogueo» no suene a «tres partidos al año».

A los muchachos que se desempeñan a nivel doméstico, a pesar de todas las dificultades, hay que darles crédito por su esfuerzo y también motivación extra. Si el campeonato local está por debajo del nivel que ellos necesitan, toca buscarles otros horizontes. Está visto y bien probado que el (auto)consumo del producto interno no siempre resulta ser una solución eficiente.

Ya lo de los «Legionarios» es harina de otro costal. Es enervante ver cómo los directivos del balompié en la Isla expresan que son los atletas quienes deben acercarse a Cuba, cuando en las restantes 210 asociaciones que integran la FIFA se hace al revés. Esto no significa que traer a todos los que nos representan en otros países vaya a arreglar las cosas, pero mal no haría tampoco.

Posiblemente haya muchas cosas más que decir y otros tantos elementos que merecen ser rectificados o mejorados. La idea es tratar de enviar «antibióticos» hacia los puntos más críticos, a ver si el fútbol en la Mayor de las Antillas empieza a dar señales de salir del coma.

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