Vicente Marín, el bateador que jamás se sacrificó en series nacionales. Autor: Benigno Daquinta Publicado: 15/09/2018 | 07:17 pm
El récord ofensivo más antiguo de una serie nacional data de la 7ma. temporada (1967–1968) cuando Miguel Cuevas, de Granjeros, conectó 11 fly de sacrifico.
Esa estadística se le anota al bateador que produce una conexión out a los jardines e impulsa a un corredor que se encuentre en tercera base. Si el batazo solo sirve para que un hombre avance a segunda y/o tercera, no se contempla como tal, pues no hay carrera empujada.
Los jugadores que más sacrificio de fly tienen en nuestras series son el villaclareño Ariel Borrero y el santiaguero Orestes Kindelán, con 91, seguidos por el capitalino Antonio Scull (89), mientras el bateador que más veces compareció al cajón de bateo, con 1 360 veces, y nunca conectó un batazo que fuera a los libros en esa casilla fue el tunero Osvaldo Calzada, quien participó en siete temporadas.
El sacrifico de toque o también llamado sacrificio de hit es cuando un bateador es out al tocar la bola y avanza a uno o más corredores. El récord es joven, pues tiene solamente siete años, cuando en la campaña de 2010-2011, el mayabequense Orlando Lavandera jugando con La Habana se sacrificó en 25 oportunidades.
Quien más veces tocó la bola para adelantar corredores en nuestros clásicos es el recientemente retirado Carlos Tabares, con 200, escoltado por el camarero pinero Dainier Gálvez (168) y el receptor guantanamero Roberto Borrero (152). Sin embargo, el que más comparecencia tiene al home plate, con 6562, sin haber sido mandado a tocar para adelantar corredores es el toletero matancero Lázaro Junco. De los que están en activo, el más próximo a él es Yordanis Samón con 6066. En la lista de los grandes sluggers que jamás fueron sacrificados aparecen Romelio Martínez, Alejo O´Reilly, Reinaldo Fernández y Pedro José «Cheito» Rodríguez.
Kindelán y Miguel Cuevas solo tocaron una vez para adelantar a los corredores y otros como Antonio Muñoz, Agustín Marquetti y Armando Capiró lo hicieron solo en dos o tres ocasiones.
El pelotero menos sacrificado de nuestras series es el fornido inicialista avileño Fernando Ibáñez, quien en tres campeonatos compareció en 328 al home y jamás se sacrificó ni de toque ni de fly. Parece que a los avileños no les gustan los sacrificios, pues otro, el receptor Vicente Marín compareció 325 veces a la goma durante ocho campañas y tampoco se sacrificó nunca. En tercer lugar está el receptor mayabequense Obdulio Pérez, que vistiendo la franela del equipo La Habana en cuatro series no cedió ningún out para adelantar corredores en 297 comparecencia.
Para terminar con los que comparecieron más de 250 veces al plato y jamás se sacrificaron, incluyo al también avileño Tomás Ruiz, un antesalista que jugó solo la serie de 1967-1968 con Camagüey y fue al home en 284 oportunidades.
Y aquí le dejo una curiosidad: Ruiz tiene el mérito de empujar con dead ball con las bases llenas en el séptimo inning frente al también avileño Julio Blanco la carrera con que Camagüey derrotó a Granjeros, 1 por 0, en el único juego en el que el equipo ganador no bateó de hit. Eso ocurrió el 16 de marzo de 1968 en el estadio Cándido González, y el vencedor de ese partido fue Florentino Alfonso, autor de lechada de cinco hits.