Yarisley se convirtió en la primera pertiguista cubana en ganar un Mundial. Autor: Zimbio Publicado: 21/09/2017 | 06:16 pm
Yarisley Silva soltó su habitual grito en el aire, celebró por todo lo alto antes de caer al colchón y se supo, la supimos, reina del Campeonato Mundial de Atletismo que acoge Beijing.
La fenomenal pertiguista pinareña anidó bien arriba en el Nido de Pájaros. Sus 4,90 metros fueron demasiado peso para las otras 13 aspirantes. Primero sorteó los 4,50 y 4,60 sin contratiempo alguno. Después tambaleó dos veces sobre los 4,70, y muchos de este lado nos echamos agua fría en la nuca para despertar de la pesadilla cuando la vimos en el séptimo escaño. Por suerte, pudo con la tarea. Ya los 4,80 no significaron tanto trabajo, pues los venció en su segunda oportunidad. Todo con cara de «tranquila, niña, que esto es pan comido». La brasileña Fabiana Murer y la griega Nikoleta Kyriakopoúlou también pudieron con esos números y se ubicaron en los puestos uno y dos, respectivamente, para dejar en bronce a la cubanita. Solo por un momento.
Tras los 4,85 la europea tuvo que acostumbrar su coxis al banquillo, ya que quiso superar la varilla con un ancla escondida en la licra. Bronce merecido. La Murer tenía un buen día, cierto, pero a Yarisley no le gusta la samba. Cinco centímetros más. Un salto para cada una. Éxito para ambas en una película larga.
Volar sobre 4,90 era y es una utopía para la sudamericana. Nada que ver: Beijing no presenció el milagro. Silva demostró que no se había burlado dos veces de la altura este año por obra de la casualidad —soberana barbaridad y prueba de su tremenda técnica si tenemos en cuenta que posee un agarre muy corto (menos de 4,30) y es la más bajita (1,62) de las garrochistas de la élite.
Con esta medalla Cuba amaneció hoy ubicada en el cuarto puesto del medallero general, con dos metales dorados, y en el décimo del escalafón por puntos (21).