México y Bolivia pactaron el armisticio a cero goles. No podía existir otro marcador para un partido soso, pletórico de errores de marca y en el trazo del balón, al cual ninguno de los dos equipos le daba más de tres toques seguidos. Y las bandas estuvieron siempre bien abiertas porque no había «obrero» capacitado para trabajar en el mediocampo de la cancha.
Por lo visto este viernes en el estadio Sausalito, en Viña del Mar, ambos equipos parecen listos para retornar pronto a casa, con más penas que glorias.
Fueron 90 minutos patéticos. Bolivia presionó y se escudó con ocho de los diez jugadores de campo, esperando un contragolpe con Marcelo Moreno. Mientras, México fue torpe en su principal arma: el manejo de la pelota, y tuvo escasas opciones de batir la cabaña defendida por Romel Quiñónez.
Entre esas mejores oportunidades del Tri, al volante del Atlético de Madrid, Raúl Jiménez, se le olvidó ponerse el «traje de héroe» y falló un gol casi hecho, mientras que Javier Aquino eligió tirarse un «clavado» antes que proseguir con la pelota a expensas de recibir un duro golpe.
Fue un primer tiempo en el que cada equipo naufragó por los continuos pelotazos, dada la falta de comunicación entre volantes y delanteros. A México le faltó un «cerebro» capaz de pensar bien para penetrar a una selección boliviana acomodada en el fondo.
En el complementario, no hubo cambio de guión. Pero es válido reconocer que crecieron los intentos, aunque infructuosos, por llegar al área rival. Solo que eso es posible cuando, además de tesón y testosterona sobre la grama, también existe «atracción» entre el balón y las gambetas. Y de eso, solo hubo un ápice de luz.
Hoy se disputará la primera ronda del grupo B. Argentina y Paraguay se medirán en el estadio La Portada, en La Serena, mientras que Uruguay y Jamaica lo harán en el Regional Calvo y Bascuñán, de Antofagasta.