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Los Tigres rugen en el el trono

Después de siete intensas batallas, Ciego de Ávila ganó el título frente a miles de sus seguidores, que cruzaron los dedos hasta el último out, porque solo en ese momento se hundieron los sueños de los aguerridos y entusiastas Piratas pineros

Autor:

Raiko Martín

CIEGO DE Ávila.— Los Tigres de Ciego de Ávila se instalaron este sábado en el trono de la pelota cubana. Lo hicieron con autoridad, demostrando que en este pulso eran el mejor equipo, aunque el camino a la coronación se les haya puesto más cuesta arriba de lo esperado. Después de siete intensas batallas, ganaron el título frente a miles de sus seguidores, que cruzaron los dedos hasta el último out, porque solo en ese momento terminaron de hundirse por completo los sueños de los aguerridos y entusiastas Piratas pineros.

Cuando la noche anterior esta ciudad enmudeció por la derrota, algunos temieron lo peor. Los más —hay que reconocerlo—, confiaron en la maestría de Yander Guevara y salieron satisfechos de un José Ramón Cepero que ya le queda chiquito a la afición avileña.

El equipo de Ciego de Ávila demostró que fue el mejor de esta emocionante serie. Foto: Calixto N. Llanes

El diestro local agotó, durante siete entradas completas, el centenar de lanzamientos permitidos en una faena mayúscula, en la que, salvo el despertar ofensivo de Michel Enríquez y Luis Felipe Rivera, pudo controlar las pocas complicaciones que aparecieron en su camino. «Me enfoqué en retirar a los primeros bateadores para que ellos no me llegaran con hombres en circulación. De todas formas se trata de dos tremendos jugadores, muy difíciles de dominar, pero lo importante es que volvimos a ser campeones», dijo a JR Yander, inmensamente feliz con su hija en brazos, poco después de la consagración.

Claro que todo hubiese sido más difícil sin los impresionantes fildeos con los que sus compañeros levantaron un sólido dique de contención. Desde Osvaldo Vázquez arriesgando el físico contra la pared tras un foul fly, pasando por los felinos engarces de José Adolis García, Yoelvis Fiss y Ariel Borrero sobre potentes conexiones que llevaban puro veneno, todos trabajaron como un mecanismo perfecto a la hora de defender el feudo.

Fueron momentos tan claves para el desenlace, como el cañonazo con el que Fiss, medio apagado desde aquel jonrón en el duelo inicial, puso a funcionar la pizarra. O como el de José Adolis, que significó un mazazo psicológico para los filibusteros, porque estos acababan de protagonizar el abordaje que se quedó a medias cuando Jorge Luis Barcelán, impulsor de las únicas anotaciones de su equipo, fue sorprendido en la inicial.

Después de siete intensas batallas, los Tigres avileños ganaron el título frente a miles de sus seguidores. Foto: Calixto N. Llanes

Después de eso, a los de la isla joven les costó remar en contra, porque ninguno de los relevistas de Yoalkis Cruz supo mantener la distancia. No obstante, habrá que reverenciar la entrega a fondo de este grupo, con un líder como Michel, con una dirección ejemplar, y con una afición merecedora también de los mayores aplausos. «No perdimos el oro, nos sentimos ganadores de la medalla de plata», nos dijeron varios jugadores, lógicamente insatisfechos por el desenlaces, pero conscientes de que se instalaron por siempre en el corazón de toda la afición del país. Y la avileña, les premió con un sonado aplauso.

Así, bajó el telón de esta historia bonita y emocionante. Los Tigres están de fiesta, sus seguidores también. Honor para ellos, y que rujan como se merecen.

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