La experiencia de Borrero aporta garantías al cuadro de los Naranjas. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 05:44 pm
Como sucedió este martes, a media mañana de hoy el equipo de Villa Clara, vigente campeón del béisbol cubano y representante de la Mayor de las Antillas en la 56 edición de la Serie del Caribe, saltará a la grama del capitalino estadio Latinoamericano para sostener un duelo de preparación frente al elenco de Industriales.
El tiempo entre la concentración del grupo y la salida hacia la venezolana Isla de Margarita, donde se disputará el torneo regional, es extremadamente corto. Por eso, Ramón Moré y su cuerpo de dirección intenta poner a punto una maquinaria que asimila nuevas piezas.
No obstante, el proceso de engranaje no debe ser para nada traumático, porque se trata de jugadores que, aun sin ser originarios de la central provincia, han jugado juntos tanto en el pasado torneo doméstico, como en diferentes selecciones nacionales.
Durante la presentación, el estratega no quiso dar nada por sentado, pero algo de sus intenciones pudieran traslucirse del empleo de Yulexis La Rosa y Yulieski Gourriel como receptor y antesalista, respectivamente, como titulares frente a los azules.
Manduley, quien ocupó todo el tiempo el campo corto, ha jugado muchas veces con Yulieski en el Cuba, y con Andy Sarduy como compañero en la intermedia durante el segundo tramo de la pasada campaña, cuando los Naranjas fueron campeones, como ahora, con el experimentado Ariel Borrero en la inicial.
Esta vez, el matancero José Miguel Fernández solo tuvo turnos al bate, y a medida que fueron cayendo los innings desfilaron casi todos los jugadores de posición por el cajón de bateo. Primero el «importado» granmense Alfredo Despaigne, y luego Yuniet Flores, llevaron la pelota más allá de lo límites para redondear un triunfo por 6-1, nada trascendental comparado con la posibilidad de apreciar la armonía y la disposición que reina en la filas villaclareñas.
Muchos me han preguntado, por las más diversas vías, mi opinión sobre la conformación final del elenco comprometido con el regreso cubano a estas lides. Y lo primero que debo decir es que doy mi voto de confianza a Moré y su colectivo de dirección, porque los creo capaces de sacar el máximo al grupo que han armado.
Claro que me faltan y me sobran, pero eso no me hace estar en desacuerdo con que el equipo haya tomado de aquí y de allá, sin dejar de reconocer a aquellos «naturales» que más aportaron a la conquista del cetro en la pasada campaña.
Porque si se tratara de una competencia en la que todos los contendientes asistieran solamente con sus efectivos originales, alzaría mis dos manos por un Villa Clara sin «retoques». Pero, por disímiles motivos, no es el caso.
Salvando las distancias, nunca se me ocurriría mandar a la guerra a un ejército, sabiéndolo de antemano inferior a su enemigo. Con esto no desconozco que haya sido una difícil decisión, pero a la luz de las circunstancias creo que necesaria. Solo el terreno y el tiempo pudieran hacerme cambiar de idea.