Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Me quito el sombrero

El manager de los Elefantes, Iday Abreu, ofreció disculpas a la afición por haber perdido el control al reclamar una decisión arbitral durante el quinto partido de la semifinal entre Cienfuegos y Villa Clara

Autores:

Raiko Martín
Adnaloy Hernández Rodríguez

Me enteré por casualidad. Fue un comentario al vuelo escuchado justo antes de partir de regreso a la capital, después de haber disfrutado, y mucho, el pulso que en la noche del miércoles tensaron las novenas de Villa Clara y Cienfuegos en el sureño parque 5 de Septiembre.

«Iday le ofreció disculpas al pueblo». O algo parecido fue lo que oí. No imagino mejor noticia para una afición embargada en la tristeza por su equipo haber caído, como tantas veces se ha dicho, «con las botas puestas».

No dudé en buscar referencias. Escuché con atención sus declaraciones a la televisión cubana. Y una especie de alivio me recorrió el cuerpo. Lo agradecí.

«Perdimos el control en un momento ahí en que la situación se nos puso adversa totalmente; pero no podemos olvidar nunca que somos jugadores sobre todas las cosas y que actitudes como esas no ayudan para nada al béisbol cubano y al deporte revolucionario.

«Quiero disculparme principalmente con la afición de Santa Clara y la de todo el país que apreciaron un incidente bastante desagradable. Solo espero que la vida me dé la oportunidad de rectificar esos errores no con palabras, sino con hechos, dirigiendo disciplinadamente, conduciendo mi selección hacia el triunfo como lo he hecho hasta ahora».

Estas palabras de Iday Abreu, timonel del equipo de Cienfuegos, no necesitan mayores comentarios. El idioma es extraordinariamente rico para calificarlas, pero me abstengo por temor a no encontrar la palabra precisa y justa ante semejante muestra de humildad y vergüenza.

Solo me permitiría entonces quitarme el sombrero, como también lo haría frente a César Valdés, cuyo temple y entereza también fueron  puestos a prueba en la última noche de los Elefantes.

El destacado árbitro permanecía lejos de los diamantes por estar dedicado al cuidado de la delicada salud de su padre, y no dudó en asumir la responsabilidad detrás de home y con un sobresaliente, cuando era necesaria su experiencia en lides tan acaloradas.

Con actitudes como estas, sin dudas, solo pueden ayudar a que el béisbol cubano siga siendo grande.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.