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Ismel Jiménez ha sido uno de los lanzadores más prolíficos del campeonato. Autor: Oscar Alfonso Sosa Publicado: 21/09/2017 | 05:34 pm
Dicho todo sobre el diamante del estadio 5 de Septiembre cienfueguero, todos miran ahora hacia la rivera del río Yayabo. Allí pudiera apreciarse a simple vista una paisaje relajante, pero lo cierto es que la tensión ahora forma parte indisoluble del entorno. Sancti Spíritus, ese equipo maldito que no acaba de comportarse a su altura en postemporadas, tendrá hoy el día más crucial de la campaña. Su todo o nada.
La historia de desilusiones es suficientemente conocida. No han sido pocos los managers que han intentado encumbrar a los Gallos, y ninguno ha dado con la tecla. ¿Lo podrá hacer Yovani Aragón?
Parecía que sí. Al menos, antes del tramo final de la segunda fase del torneo, el elenco espirituano era la envidia de muchos en el «pelotón» de candidatos al trono. Sin embargo, su dubitativo cierre, que extendió más de lo esperado la consecución del boleto semifinalista, fue el primero de los síntomas de peligro.
Nada más conocerse el cruce con Matanzas, comenzaron a revolotear los malos recuerdos. Los más optimistas coquetearon con las dudas, antes de recobrar el aliento gracias a los dos triunfos iniciales, el último cargado de un significado altamente simbólico.
Lo que vino después, sin ánimos de dramatizar demasiado, tiene pinta de descalabro. Quisiera equivocarme, y no porque tenga algo contra los aguerridos matanceros –como más de uno piensa-, sino por las emociones que pudiera aportar un juego más a este sprint final.
Todo apunta a un pulso entre los diestros Ismel Jiménez y Joel Suárez, dos de los lanzadores más prolíficos del campeonato. La clave para ambos bandos será la oportunidad del bateo, esa que ha fallado, más de un lado que otro, a la hora de definir los partidos. La ligera ventaja da a los Cocodrilos cierta tranquilidad, pero en aguas tan convulsas como las que casi siempre irrigan los play off, pudiera suceder cualquier cosa.
La gran interrogante es ahora si los espirituanos, cuya ofensiva se ha mostrado últimamente por debajo del «umbral de pobreza», pueden igualar el poder de resurrección de sus rivales. Talento y deseos puede que les sobre, pero este tipo de historia se construye con otras cosas.
