Matanzas eliminó a Sancti Spíritus en la postemporada anterior. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 05:34 pm
Cuando aquella noche casi me iba a los trompones con mi prima, en uno de esos ataques de vejigo que de vez en vez afloraban si de pelota versaba el asunto, no concienticé que la culpa verdadera era del televisor. El pobre aparato parecía un personaje de Los Tres Mosqueteros —le pegaba al dedillo el lema: «todos para uno…»—, pero la novela siempre vencía en mi casa, y esa parte de disfrute que por cuota me tocaba decía adiós con la cancioncita de Mujeres de arena o La próxima víctima.
Solo en los Play Off podía hinchar el pecho y reclamar lo mío. A fin de cuentas, se estaba discutiendo el título nacional y hasta mi abuela cambiaba el canal, olvidando las «perretas» de Toño Da Lua, los triángulos amorosos y las muertes pronosticadas.
Ya comenzó la mayor fiesta de Cuba —con el perdón de los Van Van y sus tremendos conciertos—, por lo que no imagino a mucha gente obviando semejante pachanga. Al tiempo que usted lee estas líneas, de seguro conoce el resultado entre los equipos de Villa Clara y Cienfuegos, pues se enfrentaban al cierre de la presente edición. Dejando a un lado el marcador y esas estadísticas, a veces equivocadas, que generalmente señalan al favorito, lo importante será el ambiente vivido en cada barrio, en cada esquina, en cada hogar.
Hoy, a tono con ese sentimiento inherente a los cubanos, Matanzas y Sancti Spíritus servirán el platillo principal del día, así que la olla sigue caliente, y por qué no, la guerra a la hora de sintonizar el TV.
Cocodrilos y Gallos se han enfrentado en 119 oportunidades, con 64 victorias para los espirituanos y 55 para los muchachos de Víctor Mesa. En postemporada solo chocaron el año pasado, cuando los reptiles remontaron una serie en contra 3-1 para así triunfar con un marcador tan ajustado como impresionante. El definitivo 4-3 puso en la mesa una exquisita sopa de ave.
En esta LII campaña Sancti Spíritus domina los topes particulares (6-3), pero una cosa es tocar con guitarra y otra muy distinta es agarrar el violín. Ahora los nervios empiezan a ablandarse y las piernas a cancanear, pues en ocasiones lo más difícil es ganar una serie «ganada». La historia algo ha dicho al respecto… ¿recuerdan?
Nada, que seguro en estos días la novela pasa a un segundo plano —y eso es mucho decir en Cuba—, aunque la batalla parece bien dura. Yo, precaviendo, ando con un radiecito a cuestas. Estos son tiempos complejos y no quiero perderme ni un out. Usted saque sus cuentas y decida.