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Un romántico en las nubes

El ruso Alexander Morozevich sumó este viernes otro triunfo durante la segunda parada del Grand Prix de ajedrez, con sede en Tashkent, Uzbekistán, y se consolidó como líder solitario del evento

Autor:

Abdul Nasser Thabet

Sobresale por ser un trebejista temperamental, arriesgado al punto de rayar el suicidio, inestable e impredecible como un reactor atómico, igual de potente. Con él no hay términos medios: o lo veneran o lo odian, pues tiene fama de rebelde y contestatario —así, justo como los grandes genios—. Buena parte de 2008 lo vio amarrado al segundo escaño del ranking universal, con un impresionante Elo de 2788 puntos, y hoy, a sus 35 años, amenaza con retomar el camino a la cima. Todos están pendientes.

El ruso Alexander Morozevich (2748 y puesto 15 del orbe) sumó este viernes otro triunfo durante la segunda parada del Grand Prix de ajedrez, con sede en Tashkent, Uzbekistán, y se consolidó como líder solitario del evento, en una fecha matizada por el empate del cubano Leinier Domínguez (2726) ante el chino Hao Wang (2737), tras 38 lances de una defensa Grunfeld.

Muchos califican al sesudo muchachón del gigante europeo como un romántico del juego ciencia, debido a su inclinación por las aperturas clásicas y en desuso. Una veces muy bien, otras no tanto, arriba y abajo como un cachumbambé. Quizá sea ese su mayor problema. Lo cierto es que anda enchufado, con las neuronas revueltas, en busca de uno de los dos cupos que ofrece la lid hacia el Torneo de Retadores, instancia previa a la discusión del título mundial.

Su víctima más reciente fue el italiano Fabiano Caruana (2786 y número cinco del orbe), el hombre de mayores galones en la cita. La batalla transcurrió por los cauces de una Ruy López, finiquitada en 51 pasos cuando el moscovita poseía un par de peones en séptima fila, a las puertas de la promoción y cumpliendo los trámites para cambiar de nombre.

Morozevich se ha mantenido por mucho tiempo en la élite del ajedrez, pero nunca tuvo el despunte que muchos especialistas auguraban. ¿Será este su despertar?

Volviendo al Grand Prix, les cuento que el resto de las partidas concluyó en armisticios, y las posiciones en la tabla general se mantuvieron inmutables.

De esta forma, el estadounidense Gata Kamsky (2762) abrazó al ruso Sergey Karjakin (2775); el anfitrión Rustam Kasimdzhanov (2696) entabló frente al ucraniano Ruslan Ponomariov (2741); Peter Leko (2732), de Hungría, acordó la paz ante el azerí Shakriyar Mamedyarov (2764); y Peter Svidler (2747), de Rusia, anduvo tranquilo en su pulso con el israelí Boris Gelfand (2751).

Los choques de la tercera jornada son los siguientes: Caruana-Kamsky, Gelfand-Morozevich, Mamedyarov-Svidler, Ponomariov-Leko, Karjakin-Wang. Por su parte, Leinier tendrá un chance único al enfrentar al exponente de menos coeficiente en la justa: Kasimdzhanov. ¿Cogerá cajita esta vez?

Ahora Morozevich suma dos unidades, seguido por Karjakin, dueño de 1,5 rayitas. A continuación se ubican Gelfand, Mamedyarov, Ponomariov, Kasimdzhanov, Leko, Wang y Svidler, todos con un kilo. Kamsky, Caruana y Domínguez duermen en el sótano (0,5 puntos).

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