Ivanchuk aprovechó el mal momento de Nakamura. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:25 pm
Ya ni recuerdo quien las dijo primero. Solo se que cada persona en este archipiélago conoce y aplica las frases, devenidas filosofía de vida: «a caballo regalado no se le miran los dientes», «lo que te den, cógelo». Al parecer, esos axiomas son tan universales como la Mona Lisa.
Lo ratifiqué durante la octava ronda del Grand Prix de ajedrez, con sede en Londres, en donde pulsear con el estadounidense Hikaru Nakamura (2783) se ha convertido en un cumpleaños feliz o un «goza y vete», como diría mi amigo Urbino. Resulta que el muchachón de origen japonés, primero en el ranking precompetencia, perdió este sábado su cuarto cotejo de la lid, frente al genio ucraniano Vassily Ivanchuk (2769), de negro, en 58 movidas de una apertura Ruy López y ahora anda más hundido que el Titanic, pues ocupa el fondo de la tabla general (2,5 unidades).
Mientras, el cubano Leinier Domínguez (2725), en poder de trebejos blancos, firmó el armisticio frente al chino Hao Wang (2742), por los caminos de una defensa Siciliana, ataque Richter-Rauzer, que por transposición cayó en la archiconocida variante Najdorf. El forcejeo culminó luego de 54 lances.
Desde la distancia y el desconocimiento, me pareció ver al güinero un tanto mejor a la altura de la jugada 15, cuando el asiático optó por entregar la calidad por peón y caballo. Luego, Leinier reaccionó ante el cambio de Damas con la serenidad de un monje budista y puso muy buena cara con su correcto despliegue táctico, lo que derivó en una posición ventajosa, consolidada más adelante sobre el paso 33.
Empero, según mi modesta apreciación, la movida 37 fue la errada, ya que el antillano devolvió la torre y así la balanza se equilibró. Nada, que Wao encontró la paz interior enchufando su karma con las pifias del caribeño, o en buen cubano, ¡se salvó de milagro!
En tanto, el búlgaro Veselin Topalov (2752) igualó con el azerbaijano Shakriyar Mamedyarov (2726) en 30 «salticos» de una defensa Caro Kann, el israelí Boris Gelfand (2738) hizo lo propio ante el holandés Anish Giri (2730), tras 59 movimientos de la siempre aguda India de rey y el húngaro Peter Leko (2737) «abrazó» al ruso Alexander Grischuk (2754) después de 42 jugadas de otra Siciliana, variante Najdorf.
El segundo duelo a muerte lo protagonizó Rustam Kasimdzhanov (2684), de Uzbekistán, quien enterró al inglés Michael Adams (2722) en 47 «porrazos» de una Reti.
Con estos resultados y a falta de tres jornadas, Gelfand sigue al mando con 5,5 puntos, seguido bien de cerca por el incombustible Mamedyarov (5). Por debajo se ubican Grischuk, Topalov y Leko, dueños de 4,5 kilos. Con cuatro reposan Ivanchuk y Wang, mientras Giri, Domínguez y Kasimdzhanov amasan 3,5. El piso lo limpia Nakamura, con un desempeño que ni el Oráculo de Delfos hubiese pronosticado.
Resbala Bruzón
Y en el menos rudo Memorial Karpov, en Poikovsky, Rusia, el también cubano Lázaro Bruzón (2713) tropezó conduciendo piezas oscuras frente al local Sergei Rublevski (2693).
La apertura Escocesa que se planteó en el campo de batalla no parecía complicarle la existencia a ninguno de los dos contendientes en pugna, pero algunas imprecisiones del tunero lo llevaron al abismo.
Otros dos anfitriones vieron salir el sol. Así, Dmitry Jakovenko (2724) derrotó al inglés Nigel Short (2698) y Alexander Motylev (2658) aplastó al chino Yue Wang.
También el ucraniano Ruslan Ponomariov (2729) contribuyó al derramamiento de sangre, pues agujereó al joven polaco Radoslaw Wojtaszek (2713).
La única tabla del cartel la acordaron el moldavo Viktor Bologan (2712) y Alexander Onischuk (2672), representando a Estados Unidos.