Siguiendo la tónica del boxeo, hoy continuamos faja’os con nuestra serie olímpica, repasando las dos últimas citas bajo los cinco aros del gran Teófilo Stevenson, para no quedarnos a medias con el recuento de su trayectoria en estas justas. Al tiempo, ahondaremos en la figura de otro coloso del ring, el también cubano Félix Savón.
Para la cita de Montreal, en 1976, Stevenson había cumplido 24 abriles. Allí su primer rival fue el senegalés Michael Drame, a quien desmayó en el segundo asalto.
En cuartos de final abusó del finés Peka Roukola, quien le duró los 59 segundos que su esquina tardó en lanzar la toalla. La instancia siguiente lo vio enfrentar al estadounidense John Tate, presentado por los medios locales como «el fenómeno encargado de liquidar al cubano».
Pero Tate fue a dar a la lona en su propia esquina para escuchar la cuenta definitiva en una ridícula posición. Stevenson había pulverizado a sus tres primeros contendientes en tan solo siete minutos y 22 segundos.
La cadena ABC cubrió la esperada final entre el criollo y el rumano Mircea Simon, con el comentarista Howard Cosell y su invitado, el titular ocho años atrás y ex campeón mundial de boxeo profesional, George Foreman. Ya saben el resultado: pum, al piso. Segundo cetro.
Moscú, en 1980, apuntaló su ascenso al cielo. No existía un hombre sobre la faz de la tierra capaz de vencerle. Solo con su retiro subiría un nuevo campeón al podio. Y así fue.
El tercero con tres
Félix Savón llegó a la cita de 1992, en Barcelona, como el gran favorito. No encontró mucha resistencia en sus dos primeros oponentes, pero se las vio negras ante Danell Nicholson, un boxeador de Chicago que había cumplido recientemente tres años y medio de sentencia por robo a mano armada.
En el primer asalto, el estadounidense tomó las riendas de la pelea (4-1), manteniéndose arriba (8-6) en el segundo. Ya para el tercer acto, Savón puso la quinta y sobrepasó a su oponente 13-11. En los siguientes combates superó 23-3 al holandés Arnold Vanderlijde y 14-1 en la final al nigeriano David Izonritei.
En Atlanta, cuatro años después, «Defiagbon gastó toda la pelea protegiendo su cabeza y tratando de permanecer parado. En eso triunfó, pero al mismo tiempo Savón lo utilizó como un punching-bag y le venció 20-2», según comentara el cronista deportivo David Wallechinsky, después de narrar la final entre el cubano y el canadiense de origen africano David Defiagbon.
Sydney fue testigo de otra hazaña, pues el gigante de San Vicente resultaría el tercer hombre en llegar a tres coronas. Pero de eso hablaremos mañana.