La ofensiva de Industriales se perdió frente a los lanzadores avileños. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 05:21 pm
Llegamos este martes de Ciego de Ávila y nuestro buzón electrónico estaba saturado de tantos mensajes. Muchos lectores piden un análisis del campeonato, pero el recuento no puede hacerse apurado y sin quitarse el polvo del camino.
En el tintero quedó pendiente algún comentario sobre la actuación de Industriales, que obtuvo un segundo lugar desabrido para el exigente paladar de la afición capitalina. Seguramente, al mentor Lázaro Vargas no han dejado de sonarle los oídos.
Sin embargo, Vargas no fue el culpable de la derrota, aunque su manejo del pitcheo generó mucha controversia y las explicaciones que dio resultaron poco convincentes. En cambio, Industriales regresó a discutir el título tras quedar fuera de los play off en la campaña anterior.
El mentor azul dirigió con soltura durante la etapa clasificatoria, aunque en la postemporada quedó por debajo de las expectativas. Quizá le dio demasiada responsabilidad a los lanzadores novatos en momentos decisivos, pero confiar en los jóvenes no es un pecado, sino una virtud.
Desde mi punto de vista, el play off se le escapó el domingo, cuando quitó a Darwin Beltrán con el juego pegado y apeló a los brazos más inexpertos en su staff de segunda línea. Todavía el lunes pudo sustituir a Julio Montesino antes del batacazo final, pues el cerrador azul estaba para tirar dos innings como máximo.
Pero sin batear no se gana y a los azules se les mojaron los bates en el play off contra los avileños. Así perdieron su arma más poderosa.
Lamentablemente, no hubo conferencia de prensa después del último choque. Alguien decidió que no era importante y quedaron muchas preguntas sin responder.
Ahora Vargas tiene que tragar en seco y seguir adelante. El propio Roger Machado tuvo momentos de mucha amargura al frente de los «tigres» y en este minuto es el hombre más feliz del mundo, como él mismo reconoció frente a las cámaras de televisión.
En fin, dejamos la ciudad de Ciego de Ávila todavía estremecida por la apoteosis de la noche anterior. La gente descargó sus sentimientos con una emoción indescriptible y los periodistas fuimos blanco de muchas bromas, algunas de ellas bastante pesadas.
Son gajes del oficio. Por diversas razones, todo el mundo acusa a la prensa nacional de simpatizar con Industriales y tenemos que cargar con esa cruz quién sabe hasta cuándo.
Ha sido una larga temporada, con un campeón que estaba en los planes al inicio, aunque no era favorito para el duelo final con Industriales. Pero los «tigres» pasaron por encima de los pronósticos y así disfrutaron más la victoria.
Ya Ciego de Ávila entró en la historia por la puerta grande y con ello ganó también el béisbol cubano. ¿Qué me dicen?