Higuaín logró un «hat trick» ante Corea del Sur y se convirtió en el líder goleador del Mundial de fútbol de Sudáfrica 2010. Foto: Archivo. Autor: FIFA Publicado: 21/09/2017 | 04:58 pm
Argentina sacó a relucir súbitamente su poder de fuego este jueves y puso de rodillas a Corea del Sur con una goleada (4-1), que incluyó tres goles de Gonzalo Higuaín y ráfagas del talento de Lionel Messi, hasta ubicarse en el umbral de los octavos de final del Mundial Sudáfrica 2010.
Los sudamericanos pasaron a liderar con seis unidades el Grupo B, en el que los surcoreanos quedaron segundos con tres, mientras que Grecia y Nigeria, con el casillero vacío, completan más tarde la segunda fecha.
La Albiceleste sufría con un ajustado 2-1 en el monumental Soccer City, ante 80.000 aficionados, casi 15.000 de ellos argentinos, tras un gol en contra de Park Chu-young, a los 17, y el primero de Pipita, a los 33, pero los asiáticos descontaron con una astuta maniobra de Lee Chung-yong al minuto 46.
Pero apareció la luminosidad de Messi para desequilibrar y provocar la jugada del tercer gol, a los 76, mientras que Sergio Agüero le sirvió el cuarto a Higuaín en bandeja de plata, a los 80.
Los «Guerreros Taeguk» se atrincheraron con una línea de cuatro en el fondo pero fue inútil, cayeron sin atenuantes.
Los asiáticos no abandonaron su esquema y se mantuvieron agrupados alrededor del arquero Jung Sung-ruyong como si estuvieran defendiendo una ciudadela del asedio de invasores, lo que fue casi «suicida», porque Argentina lo arrinconó por vía aérea y Gonzalo Higuaín aumentó de cabeza a los 33.
Ni siquiera estar 2-0 abajo persuadió a Corea del Sur de lanzar algunos hombres a la vanguardia, pero fue la Albiceleste la que le cedió gentilmente un gol, cuando Martín Demichelis se durmió con una pelota fácil en la media luna, se la robó con astucia Lee Chung-yong y descontó.
Argentina no encontraba los huecos para penetrar en esa Muralla Coreana y la explosividad de ataque de Leo Messi sólo aparecía en ráfagas, Carlos Tévez se embarcaba en luchas estériles mano a mano y sólo el talento de Angel Di María para amagar y desbordar iluminaba el ataque de los sudamericanos.
El equipo que orienta Diego Maradona tuvo un control hegemónico de la pelota que le regaló Corea del Sur, con pases cortos, pacientes, a la espera de meter una entrada por sorpresa.
Y tuvo que ser Messi el factor que volcó la balanza, en esta su nueva etapa de plena compenetración, como si fuera con la camiseta de FC Barcelona, con un desborde por izquierda, remate, rebote en el arquero, otra vez remate y la pelota que cae mansa en Higuaín para anotar.
Tan mansa como el bello pase de Sergio Agüero para que señalase el cuarto, en una fiesta para Pipita.