A sus 23 años, William Collazo es una de las mayores promesas del atletismo cubano. Autor: Franklin Reyes Publicado: 21/09/2017 | 04:56 pm
William Collazo es de esos atletas que no le teme a nada ni a nadie. Quizá ahí está la respuesta de su ascenso en los 400 metros. «Me queda mucho por aprender y esa medalla de plata en el mundial bajo techo de Qatar es solo el comienzo», dice con cierta picardía en la mirada.
Ha vivido 23 años, seis de ellos como parte de la cantera juvenil y de primer nivel. Primero probó suerte en 200 metros y tras efímeras incursiones se dedicó por completo a la vuelta al óvalo.
Con sano orgullo reveló que fue captado para el atletismo por Esteban Lombillo, «manager» del equipo La Habana en las últimas series nacionales de béisbol. Este viejo lobo beisbolero le sugirió que tenía más condiciones para correr los 400 metros y en esa prueba estampó su primera victoria en Juegos Escolares Nacionales.
Con poca experiencia llegó hasta la semifinal en el Campeonato Mundial de Berlín, en agosto pasado. Allí consiguió marca personal de 44:93 segundos.
Jamás había corrido bajo techo y apenas intervino en tres competencias antes de la contienda universal en Doha. Sin embargo, regresó con la medalla de plata al marcar 46:31 segundos.
«Cuando llegué a la meta en Qatar los primeros pensamientos fueron para mi madre. Ella es quien siempre me inspira y me impulsa para seguir adelante», dijo sin que mediara interrogante alguna.
«Soy de El Corojal, un pueblito situado entre Artemisa y Candelaria, rumbo a Pinar del Río. Nunca negaré mis raíces», concluyó.