Villa Clara ha derrotado en dos ocasiones consecutivas a Ciego de Ávila. Autor: Alex Castro Publicado: 21/09/2017 | 04:51 pm
Sin contemplaciones, Villa Clara golpeó otra vez a Ciego de Ávila y pintó de naranja oscuro la semifinal oriental del béisbol cubano. Leonys Martín dictó la sentencia con su jonrón del séptimo inning, pero anoche vimos a un equipo listo para ganar el campeonato.
Desde el inicio, el partido estuvo cuesta arriba para Ciego, pues Luis Borroto presentó credenciales sobre la colina naranja y Villa Clara madrugó con una carrera frente al derecho Alien Mora. Ahí ligaron un boleto a Lunar, sencillo por el cuadro de Borrero y cañonazo al izquierdo de Pestano.
Sin embargo, los avileños empataron en el tercer capítulo, cuando Lisdey pegó hit, Borroto recibió pasaporte gratis y Mayito respondió con cañonazo al jardín derecho. La entrada pudo ser más grande, pero Adonis García falló de nuevo en una situación clave.
Luego hubo paz por largo rato, aunque en el quinto Alien Mora llenó las bases con boletos consecutivos a Leonys, Yuniet y Lunar, después de dos outs. Incluso, le tiró una bola a Borrero, hasta que al fin fue sustituido por José Antonio Barroso, quien dominó al cuarto bate naranja en un largo batazo al jardín central.
En el séptimo cayeron truenos, pues Aledmis Díaz abrió con doble al jardín derecho y Leonys desapareció una pelota por la pradera central. Hasta ahí llegó Barroso y en su lugar entró el zurdo Raucel Poll, un muchacho demasiado verde para estos trajines.
Lógicamente, fue peor el remedio que la enfermedad y la fiesta siguió con sencillo de Lunar, doble de Borrero, boleto intencional a Pestano y otro doble de Zamora. Casi nada…
Del resto se encargó Borroto, todo el tiempo en el montículo, con seis ponches y apenas cuatro hits permitidos.
Ahora Ciego debe luchar contra los fantasmas de siempre y mañana Maikel Folch tendrá el mundo sobre sus hombros. Demasiado para un solo corazón.
El periodista en su laberinto
Todavía al cierre de esta página llegó a la dirección de nuestro diario otro torrente de críticas y halagos por mi columna de ayer. Como siempre, reitero que lo importante es la polémica, pues debemos acostumbrarnos a debatir. Sobran los insultos, pero ese es un mal de fondo que trasciende este comentario.
Cada opinión sobre el papel es un arma de doble filo. Fíjese que usted puede maldecir a los árbitros un día, pero de los periodistas se habla mal el año entero. Hoy es por la pelota, mañana será otra cosa. Son gajes del oficio.
Así, escriba lo que escriba, nunca podré estar en paz y me fatigaré buscando el equilibrio. Pero hagamos un trato: dígame si prefiere un Periodismo complaciente y mañana habrá otro nombre en esta página.
Mientras, a caballo seguiré con mis pecados. Tengo sangre en las venas y una hija de tres años, así que también parezco humano. Hasta tengo un equipo preferido: el Cuba.