Ningún equipo en la historia del fútbol ha logrado la hazaña que pudiera comenzar a tejer el Barcelona español, si como todos esperan, supera hoy al Atlante mexicano y avanza a la disputa del cetro en el Mundial de clubes. Este es el único título que falta en sus vitrinas.
Al emirato de Abu Dabi llegó el equipo catalán con todas sus coronas a cuestas. Desde mayo hasta la fecha, acapararon los trofeos de la «Champions», la Liga, la Copa del Rey y las Supercopas de España y Europa, por ese orden. Más que un suceso inédito, es toda una señal de favoritismo.
Con la superioridad «cantada» de los azulgranas, el clímax del duelo con los campeones de CONCACAF se centra en la posible alineación del estelar argentino Lionel Messi, todavía en recuperación de un golpe en el tobillo sufrido el fin de semana.
Pep Guardiola, el timonel de los multicampeones, esperará hasta último momento para despejar las dudas, pero Tito Vilanova, su mano derecha en el vestuario, se mostró más optimista frente a la prensa. «Si esta listo, jugará. El problema con Messi es quitarlo en medio del partido. Es mejor tenerle en el banquillo y sacarlo en la segunda parte. No quiere dejar de jugar nunca. Es como si estuviera jugando en la plaza del pueblo y su madre le enviase a buscar el pan. Iría, ¡pero de mal humor!», sentenció.
Aun sin la «Pulga» entre los titulares, el Barcelona tiene argumentos suficientes para llegar al último partido frente al equipo argentino Estudiantes de la Plata, monarca de la Copa Libertadores de América, y vencedor por 2-1 del Pohang Steelers sudcoreano en la otra semifinal. Fue una batalla caótica y ruda, que terminó sin tres asiáticos sobre la cancha.
No fue hasta el segundo tiempo que Estudiantes selló el triunfo con los dos goles firmados por Leandro Benítez. El arquero sudcoreano Shin Hwa Yong fue expulsado con todos los cambios agotados y el brasileño Denilson, autor del único tanto de los asiáticos, tuvo que ocupar la portería.