Las carreteras cubanas vibran por estos días con la celebración de la Vuelta Ciclística a Cuba, evento que pone a prueba sobre el asfalto la capacidad física de los hombres y el dominio técnico de una de las disciplinas deportivas más rigurosas y extenuantes que existen.
Las primeras noticias que se tienen sobre una bicicleta datan del año 1490, en la obra Codex Atlanticus, de Leonardo da Vinci. En ellos puede verse un boceto de una bicicleta con transmisión de cadena impulsada por pedales, el mismo método empleado por las actuales. Estos dibujos fueron dispersados por el tiempo y quedaron recopilados sin orden ni concierto en la biblioteca Ambrosiana de Milán.
El ciclismo como deporte tiene más de un siglo. La primera bicicleta de pedales conocida fue una suerte de velocípedo, y su invención se le atribuye a un herrero escocés nombrado Kirkpatrick Macmillan, en fecha tan lejana como 1839. Una copia de la bicicleta de Macmillan se exhibe en el Museo de Ciencias en Londres, Inglaterra.
En el último cuarto del siglo XIX, el susodicho velocípedo se había popularizado tanto en Europa y los EE.UU. que hasta había escuelas para aprender a andar en esos vehículos, algunos de los cuales eran verdaderamente estrafalarios en su construcción y diseño.
Poco más de 50 años después, en 1886, apareció el primer tándem o bicicleta para dos. La acogida fue formidable. Y por esa misma época salió a la palestra la primera bicicleta con pedales conectados a la rueda trasera, obra de los norteamericanos C. Kelly y G. Fisher.
El día 7 de enero de 1887 se consumó una hazaña sobre ruedas: el norteamericano Thomas Stevens realizó el primer viaje en bicicleta alrededor del mundo. Partió de San Francisco y regresó a la misma ciudad luego de pedalear durante más de tres años y de trasladarse por mar hasta los más insospechados territorios del planeta.
En materia competitiva, la historia del ciclismo da por hecho que la primera carreras en carretera se efectuó en 1870, cuando el estadounidense Rynner van Neste se impuso en un embalaje de 33 kilómetros entre las ciudades italianas de Florencia y Pistoia.
Pero fue el 31 de mayo de 1889 cuando nació oficialmente el ciclismo de competición; los hermanos Olivier, de la fábrica de Michaux, organizaron una carrera en el parque de Saint Cloud de París con 1200 metros de recorrido, en la que tomaron parte 7 ciclistas.
Cerca de 1890, el inglés John Boyd Dunlop, aficionado al ciclismo, inventó una cámara de tela y caucho, que se inflaba con aire y se colocaba en la llanta. Para evitar pinchazos, Dunlop inventó además una cubierta también de caucho. Estos inventos de Dunlop casi no han sufrido variaciones significativas desde su invención.
Un problema grave de las primeras pruebas resultó la gran cantidad de cabras, gallinas, vacas y perros que pululaban por donde tenían que pasar los ciclistas. Algunos llegaron a producir un riesgo tan grave que los promotores contrataban comisarios armados para abatir a tiros a cuanto animal se atravesara en el fatigoso recorrido.
La evolución de la bicicleta no ha detenido su curso. En materia de velocidad se han conseguido niveles de asombro. El ciclista más veloz de la historia es John Howard, de Estados Unidos, quien alcanzó en 1985 la fabulosa velocidad de 245,08 kilómetros por hora en una bicicleta diseñada especialmente para alcanzar esa proeza.
En la actualidad hay rodando en el mundo unos 800 millones de bicicletas cantidad que duplica el número de automóviles.