La guantanamera se despidió este martes del deporte que la hizo inmortal. A sus 35 años, carga en el equipaje con cuatro preseas olímpicas
BEIJING.— La guagua de los periodistas parecía una ruta habanera en horario pico, sin que ello signifique nada malo. Ustedes me entienden. Arrastrado por la marea, sobre todo por el numeroso grupo de colegas franceses, fui a parar a la parte trasera.
Por suerte, una reportera de Mongolia y otra de Brasil me hicieron un sitio entre las dos para acomodar el equipaje. ¿Adónde íbamos? Pues al gimnasio de judo.
Ya dentro, reinaba el mismo entusiasmo entre los aficionados. Era tanto el espectáculo en las tribunas que los fotógrafos se dieron banquete.
Y sobre el tatami, los atletas respondieron con mucha entrega.
Cuando llegó el turno de Driulis González (63 kg), la presentadora se salió del protocolo y leyó todo su palmarés, como si supiera que la guantanamera se despedía este martes del deporte que la hizo inmortal. El anuncio provocó exclamaciones y el público empezó a mirarla con otros ojos.
Driulis, por su parte, comenzó perezosa. Había quedado libre en la primera ronda y en la segunda venció apretadamente a la austriaca Heill. Luego eliminó a la taipeiana Wang en su mejor combate de la jornada.
Sin embargo, visiblemente agotada, se estrelló en semifinales contra la japonesa Ayumi Tanimoto, quien a la postre reeditó su corona de hace cuatro años en Atenas. Tampoco le alcanzaron las fuerzas para superar en el pleito por la medalla de bronce a la holandesa Willeboordse, aunque con sus mañas logró llegar a tiempo extra.
Fue su última cruzada bajo los cinco aros y la primera vez que se va sin medallas. A sus 35 años, carga en el equipaje con cuatro preseas olímpicas (oro en Atlanta 1996, plata en Sydney 2000, bronces en Barcelona 1992 y Atenas 2004). Además, casi no caben en la vitrina sus siete premios en campeonatos mundiales: oro en Shiba 1995, Birmingham 1999 y Río de Janeiro 2007; plata en París 1997 y bronces en Hamilton 1993, Osaka 2003 y El Cairo 2005. Para rematar, posee cuatro coronas de Juegos Panamericanos.
Cuesta decirle adiós. Quisiera que esta oración no terminara nunca.