El Centro Acuático de Beijing es una obra impresionante. Foto: Roberto Suárez, enviado especial BEIJING.— Fascinados, periodista y fotógrafo mirábamos una y otra vez a nuestro alrededor, hasta que el sonido de alguien entrando en el agua nos hizo poner de nuevo los pies en la tierra. Estábamos en el flamante Centro Acuático de esta ciudad, conocido como Cubo de Agua, que fue reabierto por fin a la prensa.
La que se zambulló en el profundísimo tanque de clavados fue la abanderada de México, Paola Espinosa. Lamentablemente, cuando llegamos acababan de marcharse hacia la Villa Olímpica los atletas cubanos.
En la alberca contigua ensayaba sus rutinas el equipo español de nado sincronizado y las cámaras perseguían a su estrella Gemma Mengual. La sirena catalana, tetracampeona europea este año, ha venido a buscar la única medalla que le falta.
Las bellas paredes del recinto, construidas con un material parecido al plástico, dejaban pa-sar el resplandor tenue de la luz solar. Al mismo tiempo, las ondulaciones del agua se reflejaban en el techo y teñían la escena de un color azul celeste.
De pronto, el hormigueo de los fotógrafos delató la llegada del tritón australiano Grant Hackett y sus compañeros. No hay que desesperarse, pensé, pues enseguida aparecieron también las estrellas francesas Alain Bernard y Laure Manadou.
Preguntamos por el estadounidense Michael Phelps, quien espera ganar ocho medallas de oro y superar las siete de su compatriota Mark Spitz en Munich 1972. Pero nos dicen que entrenó el lunes.
Basta por hoy, advierte en inglés una voluntaria e indica la salida. Cuesta marcharse, pero no hay más remedio. Afuera, el calor era intenso y comencé a soñar que flotaba en la piscina.