Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

De jabones antivampíricos y serpientes invasoras

Las tres del domingo no te dejarán ajeno, con lo más curioso que se mueve en un planeta que también se ríe

Autor:

Juana Carrasco Martín

Reconocida como una de las serpientes más venenosas, la de cascabel deja frío a cualquiera que la encuentre a su paso, pero hallarla nada menos en el inodoro de la casa te pondría los pelos de punta. Así le sucedió al pequeño Isac Mcfadden en Abilene, Texas, quien corrió espantado. Lo peor vino después, cuando la madre llamó a los especialistas para que atraparan al ofidio y estos encontraron en todo el perímetro de la vivienda nada menos que 24 de ellos, la mayoría adultos. Que no las veas no quiere decir que no estén… Vaya que sigo en noche de brujas.

Un set para Hirchcock

Andan lúgubres estas Tres… El afamado director de cine Alfred Hitchcock hubiera estado de plácemes en el parqueo de una tienda Walmart en Houston, que bien parecía el escenario ideal de su filme The Birds, cuando cientos o miles de mirlos —aves parecidas a nuestro totí—, no dejaron sin cubrir ni un solo centímetro del pavimento y de los vehículos. Increíble el espectáculo que dieron estas aves de negro plumaje y sobrecogedor, también. Pero Hannah Bailey, especialista del Zoo de Houston consoló a los dueños de los carros asegurándoles que si bien los alados dejaron su huella fecal también son muy útiles limpiando el ambiente de insectos y mosquitos. Siempre hay una buena y una mala.

Bañarse y oler a ajo

Las series de TV sobre vampiros gozan de popularidad, y hay quienes le han visto otro filón de negocio a partir de esos seres draculianos. PoJo’s Pure Vermont, una pequeña tienda online especializada en jabones artesanales, ha puesto en venta el elemento perfecto para mantener alejados a esos seres tenebrosos: una barra especial de jabón hecho con agua bendita y aceite de ajo, que se mercantiliza con el nombre de Garlic & Holy Water Vampire Repelling Soap. Los «inventores» del jaboncillo no serán chupasangre, pero sí chupaplata, pues cada pieza «salvadora» cuesta diez dólares… y luego usted huele a ajo.

 

 

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