Rose Faubush, una texana de armas tomar, se cansó de que en su vecindario en Shertz los ladronzuelos cargaran con los paquetes que el correo dejaba a las puertas y se le ocurrió un castigo que resultó una trampa. Colocó una caja hasta con lazos de adorno y hermetizada con papel precinta y llena de… caquita de perro.
Broma aparte, esperaron pacientemente y cuando el ratero agarró el «premio» le tiraron fotos con el celular y lo circularon. Dos «sospechosos» cayeron en la trampa a la que la familia Faubush había agregado una nota: «Trabaja, solo busca trabajar».